México, evidenciado
Dr. Jorge Enrique Rocha Quintero
Habitualmente suelo escribir sobre un solo tema y desarrollarlo lo más ampliamente posible, pero en esta ocasión, por la importancia de los asuntos, analizaré dos temas, sabiendo que no podré profundizar lo suficiente en ellos.
Violencia en Monterrey
El primero de estos acontecimientos fue el suicidio de un estudiante en su escuela, luego de dispararle a tres de sus compañeros y a su maestra. El hecho cimbró a todo el país y dejó una estela de enorme preocupación sobre la forma como estamos abordando el problema de la violencia en México. Desde mi parecer, hay dos aristas frente a esta situación. La primera es que el debate respecto al problema de la violencia y la inseguridad está centrado en la acción y la responsabilidad de las instituciones policiales, y muy poco nos hemos detenido en el análisis, la discusión y la ponderación de las implicaciones y los efectos de este problema en la dimensión sociocultural. Se habla insistentemente de que es necesario reconstruir el tejido social, pero poco se menciona qué significa y cuáles son los contenidos de esta estrategia.
En segundo lugar, en cuanto a la educación, el debate está centrado en la disputa sociopolítica que hay entre los Sindicatos de Profesores y el Gobierno Federal, pero muy poco hemos dialogado sobre el tipo de procesos educativos que se necesitan para el México de hoy. No es un tema que se restringe a que los niños y jóvenes aprendan matemáticas y español; implica también cómo formar a ciudadanos que tengan las herramientas para responder ante los retos que nos presentan los grandes problemas nacionales como la pobreza, la desigualdad y la violencia. Después de todo lo que está pasando en la Nación, por ejemplo la aparición de este tipo de violencia o el reconocimiento del bullyng en los centros educativos, es inadmisible que no se implementen estrategias para formar a los estudiantes en la cultura de paz y de respeto a los Derechos Humanos.
Peña Nieto, en caída libre
El otro asunto que resultó muy relevante durante estos días, por las implicaciones políticas que tiene, fue la presentación de los resultados de la última encuesta que realizó Grupo Reforma sobre la aprobación presidencial y las preferencias electorales en México, luego del gasolinazo.
Primer dato que resulta relevante es que la aceptación del Presidente bajó, de diciembre del año pasado al presente enero, del 24 al 12%. En contraparte, la desaprobación de su gestión subió del 73 al 86%. Es decir, el Primer Mandatario está en el nivel más bajo de aprobación en la historia reciente del país y, por lo mismo, tenemos un grave problema de legitimidad y de conducción política.
El segundo asunto que es necesario destacar es el incremento, en la preferencia electoral, para el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que en el mismo período pasó del 22 al 27%, con lo que alcanza el primer lugar en este rubro. El Partido Acción Nacional (PAN) bajó en su intención de voto, del 27 al 24%, y el Revolucionario Institucional (PRI) cayó del 22 al 17% en preferencia electoral. Esto es, la población está responsabilizando del gasolinazo al PRI y al PAN, y esto le favorece al instituto político que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Tercer aspecto que resulta muy interesante de analizar es que las prioridades nacionales para la población se desplazaron: la economía y la pobreza pasaron a ser la principal preocupación de los mexicanos (se incrementó del 16 al 41% como problema más importante), dejando en segundo lugar a la inseguridad (descendió del 51 al 22% como la agenda más importante).
Lo que podemos concluir por los resultados de este ejercicio es que el gasolinazo le costó al Presidente y su partido obtener la peor imagen pública y la más baja legitimidad que han registrado en la historia contemporánea; y que las dos grandes preocupaciones nacionales en este momento son el impacto en la economía y la inseguridad.
Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com
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