Lupita:
Por primera vez asistimos a un Retiro de Sanación en familia, y ha sido la mejor experiencia de nuestras vidas. No conocíamos nuestra fe y sólo íbamos a Misa por cumplir. ¡Faltamos tantas veces! Ahora conocemos el valor de una Misa y no faltamos por ningún motivo cada domingo. Nos dijo el señor Cura que hay un Calendario de Cuaresma que podemos hacer en este tiempo litúrgico; pero, ¿hay mas?; ¿puedes orientarnos sobre la forma de vivir este tiempo en familia?
Martha F.
Hermana mía, Martha:
Qué alegría saber de tu experiencia y tu inquietud. En efecto, los tiempos litúrgicos nos llaman la atención sobre un aspecto particular de la vida cristiana. En la Cuaresma se nos llama a la conversión. Tenemos 40 días para practicar acciones positivas, que son más que suficientes para lograr un cambio de hábitos.
En el tiempo cuaresmal, la Iglesia, sabiamente, nos pide tres prácticas: oración, limosna y ayuno. Llevándolas a cabo, habrá conversión verdadera, pues mejoraremos nuestra relación con Dios, con nuestros hermanos y con nosotros mismos.
ORACIÓN
Intensificar nuestra vida de oración. Practiquemos una devoción en familia. Podemos pedirles que durante Cuaresma será importante rezar el Via Crucis o el Rosario en familia a la hora en que todos estén juntos en casa. Preparen una buena Confesión y procúrenla.
Conseguir un libro de oraciones y regalar uno a cada uno de los miembros de la familia. Cada día de la Cuaresma, uno de los hijos dirá qué oración rezarán todos en común ese día, aunque no sea al mismo tiempo. Cada uno busca la página en su libro y hace oración.
Tener CDs con música de alabanza y escuchar esta música, haciendo conciencia de que este tiempo penitencial es muy adecuado para alabar a Dios. “El que ora cantando, ora dos veces” (San Agustín).
LIMOSNA
En el mes de marzo, que llamamos mes de San José, tenemos una invitación especial para ayudar al Seminario Diocesano. Separemos de entre nuestros bienes una parte generosa para contribuir al sostenimiento de las necesidades económicas de la Casa del Seminario más cercana a tu familia. Platiquen en casa acerca de estos jóvenes que se abren con generosidad para conocer si Dios los llama a entregarse a Él con corazón indiviso.
Elijan una persona o familia necesitada de lo más elemental, para acercarse misericordiosamente y proveerles en alguna de sus necesidades básicas: alimento, vestido, medicamentos.
Contribuyan, de acuerdo a sus posibilidades, con una obra apostólica que se les presente en este período. Aportar para que siga adelante un apostolado de bendición es una gran ayuda.
A donde vayan, lleven una bolsa o cajita con barras nutritivas para compartir con quienes se acerquen pidiendo limosna.
AYUNO
Ésta práctica fortalece nuestro espíritu y abate nuestras tendencias a pecar. Cuando una persona eleva su alma a Dios, está haciéndose capaz de vencer sus pasiones, con lo cual une su mente y corazón en el deseo de agradar a Dios en todo.
A lo largo de día, esmérense como familia en dar lo mejor de sí mismos, procurando vivir la comprensión, la paciencia, el respeto y la generosidad en todo momento.
Acepten la invitación a ir de Misiones; hagan esta experiencia única de amor a Jesucristo en nuestros hermanos.
San Juan de la Cruz nos invitaba a la purificación de nuestros pecados en este tiempo especial de conversión, y decía: quien a Dios busca queriendo continuar con sus gustos, lo busca de noche y, de noche, no lo encontrará.
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