A través de Twitter, Mons. Tobin advirtió que el “mes LGBTQ” (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y queer) “no es una celebración de respeto divertida y familiar”.
Catholics should be very wary of events in the June LGBTQ month. It’s not a fun-filled, family-friendly celebration of respect. It promotes a lifestyle and agenda that, in the extreme, is morally offensive.
— Thomas J. Tobin (@bishoptjt) 1 de junio de 2018El mes del orgullo gay, señaló, “promueve un estilo de vida y una agenda que, en el extremo, es moralmente ofensiva”.
En diversos países, como Estados Unidos, el lobby gay celebra el mes del orgullo en junio, con diversos eventos y pasacalles, con frecuencia presentando a hombres semidesnudos o disfrazados como mujeres. Estas actividades promueven supuestos derechos como el mal llamado "matrimonio" homosexual y la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
La publicación del obispo estadounidense causó polémica en Twitter, con un usuario criticándolo por “no haber escuchado al Papa Francisco”, que supuestamente habría avalado el estilo de vida homosexual.
“El Papa Francisco ama a las personas y las acoge, como Jesús lo hace, como todos lo hacemos. El Papa Francisco no aprueba el comportamiento inmoral”, precisó Mons. Tobin.
Entre las respuestas al prelado, la usuaria Erin Manning destacó que en vez de participar en las actividades del mes del orgullo gay, “nosotros los católicos deberíamos celebrar el mes del Sagrado Corazón”.
“Cada diócesis, cada parroquia debería tener eventos especiales honrando al Sagrado Corazón de Jesús este mes, especialmente la adoración al Santísimo Sacramento”, dijo.
A quienes se dicen católicos pero rechazan la enseñanza de la Iglesia respecto a las prácticas homosexuales, Kelly Schermann precisó que “no puedes asegurar ser un ‘católico practicante’ si no practicas/aceptas todas las enseñanzas de Cristo y la Iglesia”.
Lo que enseña la Iglesia sobre la homosexualidad
La enseñanza católica respecto de la homosexualidad está resumida en tres artículos del Catecismo de la Iglesia Católica: 2357, 2358 y 2359.
En estos artículos la Iglesia enseña que los homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta”.
La homosexualidad como tendencia es “objetivamente desordenada” y “constituye para la mayoría de ellos (los homosexuales) una auténtica prueba”. Apoyado en la Sagrada Escritura, la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”, “no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual” y por tanto “no pueden recibir aprobación en ningún caso”.
“Las personas homosexuales están llamadas a la castidad” y “mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana”.
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