La serie “El cuento de la criada” o cómo la democracia está dispuesta a perseguir la Spanish Inquisition


Hoy he acabado la décima plaga. Un par de páginas más y habré acabado la primera redacción del libro sobre Moisés. Queda una detenida revisión. Eso pueden ser tres semanas más.
Ayer puse una imagen que pertenecía a los adventistas. No fue por error. Había dos opciones: O no hacer mención de sus autores y quedaros esa forma tan bella de plasmar un versículo; o hacer mención de ellos y beneficiarnos todos del trabajo que han hecho. Opté por la segunda opción.
Valga esto para futuros versículos que pueda colocar en el blog. Los beneficios superan al inconveniente de que algún lector del post se haga presbiluterano o anabaptista del séptimo día. De hecho, ya me gustaría que algún comentarista pasara a darle la vara a algún pastor de Minesota o de Kansas.
Otra cosa, durante la comida, acabo de mirar por encima un capítulo de El cuento de la criada. Una total pérdida de tiempo. Pero compruebo que el mensaje de esa serie es claro: Los cristianos son muy malos; si les dejamos obtener algún poder en nuestra democracia, acabarán esclavizándonos.
Sí, es una ficción; pero ese y no otro es el mensaje. Solo falta que los carceleros vistieran con clergyman. A las mujeres sometidas, les imponen algo que prácticamente es un hábito religioso. Los mensajes contra los movimientos provida son constantes.
Si en televisión viera yo series a favor de los valores cristianos y series en contra, me sentiría más tranquilo. Pero, cuando estamos a punto de iniciar el prólogo de una “dictadura de los valores de género” que no admite disensión, cuando en la televisión ya se ha impuesto el pensamiento único, esta serie que promueve el odio a los valores cristianos es un paso adelante, otro más, en la misma dirección.
Yo que siempre he defendido, siempre, la total igualdad de la mujer, había subestimado la capacidad de mutación de los lobbies feministas en instrumentos de opresión, en instrumentos de persecución de la Iglesia Católica y de los pastores de las denominaciones cristianas. Pero ahora, ahora sí, veo que la ola sigue creciendo, extendiendo algo parecido al odio.
Pero perdonadme si en el futuro no hablo demasiado de esto. Vale más la pena centrarse en lo positivo, en explicar textos de la Biblia, o en detenerse en cuestiones teológicas, que no tratar de hacer que la gente abra los ojos. La ola sigue creciendo y la masa no va a abrir los ojos. Esta sociedad ya ha tomado decisiones fatídicas y en lo que estamos es un mero proceso de decantación. La dictadura anticristiana es inevitable. Cuánto durará su proceso de maduración es el único punto que admite cierta discusión.

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