Hay que distinguir entre grupos que no están en comunión con la Iglesia, pero que son serios, que están formados por individuos que sinceramente quieren seguir a Jesús; y grupúsculos casi sin fieles, a veces formados por tres o cuatro miembros, en los que el fundador es un ambicioso de los títulos y vestiduras episcopales católicas y con los que ama revestirse.
Hay buenas comunidades evangélicas, luteranas, anglicanas, presbiterianas, etc. Pero también pululan individuos itinerantes que lo único que tienen de obispos son las vestiduras, el escudo y el sello, y nada más.
Afortunadamente resulta rarísimo que este tipo de sujetos autoinvestidos sean seguidos por un número suficiente de individuos como para llenar ni dos bancos del pequeño garaje de su casa.
Como resulta evidente, con estos jerarcas no se puede hacer ningún ecumenismo, porque no hay nada detrás de ellos, salvo el amor a los honores episcopales. Sería como hacer ecumenismo con un baúl y un ropero. Hay falsos obispos de la iglesia ortodoxa, falsos obispos de la iglesia católica y, aunque menos, falsos obispos anglicanos.
Soy comprensivo con los obispos católicos verdaderos que aparecen fotografiados con los falsos, porque siempre hay alguien que pide hacerse una foto con un verdadero obispo. Y el obispo no puede comprobar en ese momento quién es la persona que pide hacerse una foto.
Si viene un sacerdote a concelebrar a mi parroquia, le permito concelebrar sin ningún problema. La misa será válida (con él o sin él) y, además, viene por un solo día. Si viene para más días, sí que me pediré más referencias.
Pero si a mi iglesia viniera un obispo católico (incluso acompañado por otros supuestos sacerdotes) y yo no lo conozco de nada, le pediría con respeto que me diera un momento para comprobarlo en Internet. ¿Cómo presentar a la comunidad que presido en la fe a alguien como obispo si no lo conozco de nada?
Afortunadamente, los obispos no se presentan sin avisar. Los lugares donde celebran misa ya están avisados con mucha antelación y referencias seguras. Pero si alguno apareciera de improviso, la respuesta sería la de no dar por supuesto nada, absolutamente nada.
No valoramos suficientemente, porque lo damos por supuesto, el saber con total y plena seguridad quienes son los pastores: los párrocos, el obispo de la diócesis, el papa.
Publicar un comentario