“No nos salvamos solos, pero de nosotros puede partir un grito de ayuda:
Señor sálvame, enséñame el camino, acaríciame, dame un poco de
alegría”; “este grito es importante, es oración, es conciencia de lo que
todavía está oprimido y no liberado en nosotros”: lo dijo el Papa este
27 de junio en su tercera catequesis sobre los mandamientos. «Si alguien
no ha hecho todavía experiencia de la acción liberadora de Dios en su
vida, necesita elevar su grito al Padre como hizo el pueblo de Israel,
Él siempre escucha el lamento de sus hijos y los libera». Con estas
palabras el Santo Padre inspiró a los fieles a sentir cercano al Dios
Padre generoso que nos ama y nos salva.
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