El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez del PSOE, aseguró que próximamente retirará los restos mortales de Francisco Franco del Valle de los Caídos, en donde se encuentra enterrado. Se teme, sin embargo, que se aproveche esa circunstancia para demoler la gran cruz que corona el monumento y echar a los monjes benedictinos que viven en la abadía adyacente, tal y como ha propuesto el partido político Izquierda Unida.
De acuerdo a Sánchez, el traslado de los restos de Franco podría llevarse a cabo en julio.
El pasado viernes 29 de junio, el partido político Izquierda Unida presentó una propuesta de ley para que, aprovechando la exhumación de los restos del dictador español, se desacralice el recinto y se elimine la cruz que lo preside.
El Valle de los Caídos se encuentra en la Sierra de Guadarrama, en el valle de Cuelgamuros, a 55 kilómetros de Madrid. Se construyó por deseo de Francisco Franco entre los años 1940 y 1958 como mausoleo propio y de quienes lucharon en la Guerra Civil española. Es un complejo arquitectónico que cuenta con una cruz -la más alta del mundo-, una escalinata, explanada, basílica y una abadía benedictina.
Franco fue enterrado allí tras su muerte en 1975, así como José Antonio Primo de Rivera, creador de la Falange, el partido político del que Franco era líder. Junto a ellos también reposan los cuerpos de casi 34 mil combatientes de la Guerra Civil de ambos bandos. Se trata de un monumento controvertido, porque para sus detractores es un recuerdo del régimen franquista y la exaltación de la memoria de Franco.
Según la propuesta de Izquierda Unida pretenden “desacralizar el espacio monumental”, desmantelar o demoler “elementos incompatibles con un estado democrático” entre los que destaca “la monumental cruz-espada”.
Por lo que se sospecha que la decisión de exhumar los restos de Franco no sea más que una excusa para eliminar todo el conjunto arquitectónico y convertirlo en un centro de interpretación de la Guerra Civil, así como para retirar la cruz.
En la reciente reunión mantenida entre Pedro Sánchez y el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Cardenal Ricardo Blázquez, el presidente del gobierno aseguró que la cruz no sería derrumbada y que los monjes benedictinos que viven en la abadía continuarán en el lugar.
El portavoz de la Conferencia Episcopal Española, P. José María Gil Tamayo, aseguró en una rueda de prensa el pasado 28 de junio que a la Iglesia Católica no le corresponde la decisión de que los restos del dictador permanezcan o no en el lugar.
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