Se trata del Centro Genesaret, inaugurado el 24 de julio en San Juan de Cuyo como un lugar de contención y ayuda para personas que son atrapadas cometiendo un delito, que no tienen antecedentes y que son sometidas a una “suspensión de juicio a prueba”.
La iniciativa nació del acuerdo firmado entre la Corte de Justicia del Poder Judicial de la provincia de San Juan, y el Arzobispado de San Juan de Cuyo.
Serán 20 voluntarios católicos los que trabajarán en tres áreas que comprenden la formación para el trabajo, contención y acompañamiento, y logística y recaudación de fondos para mantener la obra.
“Que hagamos cosas malas no nos determina como personas malas. Y merecemos una segunda oportunidad”, dijo a Diario de Cuyo la psicóloga social Mariana Benegas, miembro del movimiento Camino de Emaús que tiene a cargo el Centro Genesaret.
Lo primero que encontrarán los exconvictos, según la psicóloga, es un saludo afectuoso, un mate y alguien con quien hablar. Luego se les brindarán las herramientas para “recomenzar” la vida en sociedad y talleres para desarrollar algún oficio.
Esta ayuda se da un nivel cognitivo, emocional y moral. Especialmente se ofrecerá ayuda espiritual y humana para sostener los procesos de reinserción y recomponer los vínculos.
El nombre del centro evoca la región donde Jesús realizó gran parte de su vida pública. En Genesaret, el Señor llamó a sus primeros discípulos, calmó la tempestad del mar, resucitó a la hija de Jairo, multiplicó los panes, caminó sobre las aguas, curó a muchos enfermos, y ya resucitado se apareció a sus discípulos a orillas del lago Tiberíades.
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