Otro punto que hay sobre el que me siento en el deber de decir algo es el de los báculos. La Iglesia en algunas naciones puede estar pasándolo mal, pero no tan mal como parecen indicar algunos báculos. Sobre algunos báculos parecen no haberse disipado las nubes de más psicodélicas de los años 70. Algún báculo parece escapado del taller de Andy Warhol, escapado a la fuga.
Debería crearse una Sociedad Protectora de Báculos, donde se les diera digno retiro a aquellos báculos que por sus características no son adecuados para el ejercicio de su función. Porque, no nos engañemos, un báculo malo no puede arrepentirse.
Y es que donde esté un báculo gótico, que se quite lo demás. Un báculo siempre ha nacido para ser gótico. Todo lo demás es un quiero y no puedo. Pero antes prefiero que un obispo camine con un varal como el de Gandalf que no con ciertos “artefactos” que he visto con mis ojos.
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