La actividad que concluye el jueves 25, lleva por lema “Vengo para que tengan Vida” y se realiza una vez al año con el fin de llevar el Evangelio a las periferias geográficas y existenciales.
En la misión, un grupo de laicos acompaña a los obispos, obispos auxiliares y eméritos y juntos visitan hogares de ancianos, cárceles, hospitales, colegios, barrios y parroquias para llevar la Palabra de Dios y un oído atento a las necesidades de la gente.
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Los participantes provienen del Obispado Castrense, de la Arquidiócesis de Buenos Aires y las Diócesis de Avellaneda-Lanús, Quilmes, San Martín, Merlo-Moreno, Morón, San Miguel, San Isidro, San Justo, Zárate-Campana, Gregorio de Laferrere y Lomas de Zamora
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