Marguerite nació en Suiza, en el cantón de Friburgo el 8 de septiembre de 1815. Hija de agricultores, desarrolló durante toda su vida la labor de costurera.
Tal como destaca Avvenire, el diario de la Conferencia Episcopal Italiana, Marguerite tuvo desde niña una fe ardiente, pero no se sintió llamada a la vida religiosa. Sin embargo, permaneció soltera al servicio del prójimo como catequista.
Además ayudó a los enfermos de la parroquia y sostuvo a su familia cuando un hermano estuvo encarcelado, una de sus hermanas se separó de su esposo y otra quedó embarazada de adolescente.
“Golpeada por un cáncer antes de los 40 años, pidió al Señor para que la sanase, pero que la asociase para siempre a su Pasión”. La curación inexplicable llegó el 8 de diciembre de 1854, el día en que Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción.
“Desde entonces para los Bays comenzaron otros sufrimientos y experiencias místicas: permanecía inmovilizada en cama con éxtasis todos los viernes a las 15 horas y por toda la Semana Santa. En sus manos, pies y el costado aparecieron los estigmas”, fenómeno que la beata “primero buscó esconder", pero que luego reveló al obispo. Una investigación médica “atestiguó el origen misterioso de las heridas”, relató el medio.
Falleció el 27 de junio de 1879. Fue beatificada por San Juan Pablo II el 29 de octubre de 1995.
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