En la homilía de a Misa que presidió en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro del Vaticano este sábado 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, el Pontífice explicó en qué consisten estas tres realidades.
En primer lugar, la abundancia. “Dios siempre se ofrece en abundancia”, subrayó el Santo Padre. “Siempre da en abundancia”.
Dios, explicó, “no conoce las dosis”, aunque “se deja dosificar por su paciencia”. Por el contrario, “somos nosotros los que conocemos, por nuestra naturaleza misma, por nuestros límites, la necesidad de las cómodas cuotas. Pero Él se da en abundancia, totalmente, y donde está Dios, hay abundancia”.
“Dios se da entero, como es, totalmente”. Se trata, insistió, de una muestra de generosidad. Esa generosidad “a mí me gusta pensar que es un límite que tiene Dios, al menos uno. La imposibilidad de no darse de otro modo que no sea en abundancia”.
La segunda palabra es la bendición. “El encuentro de María con Isabel es una bendición, una bendición. Bendecir es ‘decir bien’, y Dios, desde la primera página del Génesis nos acostumbró a este estilo suyo de decir bien”.
Llamó la atención sobre el hecho de que Dios, “la segunda palabra que pronuncia, según el relato bíblico. es ‘y era bueno’, ‘y está bien’, ‘era muy bueno’. El estilo de Dios es siempre decir bien, por eso la maldición es el estilo del diablo, del enemigo, el estilo de la mezquindad, de la imposibilidad de donarse totalmente, el decir mal”.
“Dios siempre dice bien, y lo dice con gusto, lo dice dándose, bien. Se da en abundancia diciendo bien, bendiciendo”, subrayó.
La tercera palabra es “don”. “Esta abundancia, este decir bien, es un don, un don que se nos da”. “Un don que se nos da en la que está llena de gracia, en la Bendita”.
“El Bendito por naturaleza y la Bendita por gracia. Son dos referencias que la Escritura nos marca. A ella se le dice ‘bendita tú entre las mujeres, llena de gracia’. Jesús es el Bendito que trae la bendición, y mirando a la imagen de nuestra Madre, esperando al Bendito, la llena de gracia que espera al Bendito, entendemos un poco esto de la abundancia, del decir bien, del bendecir. Entendemos esto del don”.
El Papa continuó: “El don de Dios se nos presentó en la abundancia de su Hijo por naturaleza, y en la abundancia de su madre por gracia”.
“Este es el regalo que Dios nos presenta y que ha querido continuamente subrayar, volver a despertarlo a lo largo de la Revelación. ‘Bendita tú eres entre las mujeres’, porque nos trajiste al Bendito”.
El Papa Francisco concluyó su homilía pidiendo “que contemplando la imagen de nuestra madre hoy le robemos a Dios un poco de este estilo que tiene, la generosidad, la abundancia, el bendecir, nunca maldecir. Y en transformar nuestra vida en un don, un don para todos. Que así sea”.
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