«¡Protesto!»: carta sobre la deriva de la Iglesia en Alemania del Cardenal Cordes http://t.co/IGB8CVQe9U pic.twitter.com/Y3wmdih7k9
— Juanjo Romero ? (@JuanjoRomero) marzo 9, 2015
El Cardenal Josef Cordes publicó una carta a inicios de mes objetando los pronunciamientos de prominentes líderes de la Iglesia en Alemania, para quienes la conferencia de obispos seguirá su propio programa de cuidado pastoral para matrimonios y familias sin importar los resultados de Sínodo de la Familia de octubre.
El 25 de febrero, en una conferencia de prensa que siguió a la asamblea plenaria de obispos alemanes, el Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Munich y Freising, quien es además Presidente del episcopado, señaló que “no somos una sucursal de Roma. Cada conferencia de obispos es responsable por el cuidado pastoral y su contexto cultural y debe predicar el Evangelio en su propia y original manera. No podemos esperar por el sínodo para decirnos cómo tenemos que moldear la labor pastoral con matrimonios y familias”.
El Cardenal Marx, uno de los tres delegados alemanes para el Sínodo de octubre, se refirió a “ciertas expectativas” de Alemania para ayudar a la Iglesia a abrir las puertas y “bajar nuevos caminos”, y que “en doctrina, también aprendemos de la vida”.
El Purpurado fue secundado por el Obispo de Osnabruck, Mons. Franz-Josef Bode, que llamó al Sínodo sobre la familia un momento de "importancia histórica" y un "cambio de paradigma", insistiendo en que "la realidad de los hombres y el mundo" sea una fuente para la comprensión teológica.
Ante esto, el Cardenal Cordes –ordenado sacerdote de la Arquidiócesis de Paderborn y presidente emérito del Pontificio Consejo Cor Unum–, publicó una enérgica objeción a las declaraciones públicas de sus compañeros obispos en una carta el 7 de marzo al editor de Die Tagespost, un importante periódico católico de lengua alemana. El texto de la carta original fue traducida del alemán al inglés por Jan Bentz de CNA, agencia en inglés del grupo ACI.
“Dado que las palabras del más alto representante de los católicos en Alemania tiene un carácter de línea-guía y crea sustanciales revuelos en los medios, tiene sentido objetar públicamente algunos de los enunciados para limitar la confusión que han causado”, escribió el Cardenal Cordes.
Recordó que la conferencia de prensa de febrero estuvo enfocada en el Sínodo de la familia y en particular en la propuesta del también alemán Cardenal Walter Kasper, para admitir la comunión para los divorciados en nueva unión. “El problema fue abordado con hermosas palabras de ‘nuevas soluciones’ y ‘puertas abiertas’”, advirtió.
Incluso respondió a las palabras del Cardenal Marx, quien afirmó que la Iglesia en Alemania es un ejemplo. “Si él quiso expresar que Alemania es un ejemplo en la conducción de los fieles hacia el encuentro con Cristo, entonces pienso que el obispo está engañado por ilusiones. El existente aparato eclesial alemán es completamente incapaz de trabajar contra la creciente secularización”, sentenció.
“No sin razón”, añadió, Benedicto XVI instó encarecidamente a la Iglesia en Alemania a ser menos mundana durante su visita de 2011.
“En temas de fe, el realismo cuenta por encima de todo”, reflexionó el Cardenal Cordes. “Por tanto hay que considerar los hechos”. En ese sentido, recordó que un estudio muestra que entre los católicos de la parte occidental alemana, solo el 16 por ciento cree que Dios es personal. “El resto de católicos ve en Dios una providencia sin rostro, un destino anónimo”, o “simplemente niegan su existencia”.
Luego responde a las propuestas del Cardenal Marx sobre los divorciados vueltos a casar. “¡El presidente discute sobre el drama de los divorciados vueltos a casar! Este asunto va más allá de las particularidades regionales de naturaleza pragmática, de una mentalidad dada y antecedente cultural. Este asunto está ligado al centro mismo de la teología. En este terreno ni siquiera un cardenal puede aflojar un nudo gordiano tan complejo con un solo golpe de espada. Él tiene la teología sacramental del Concilio de Trento. También tiene las palabras de Benedicto XVI, quien recientemente (21 de enero de 2012), dijo a la Rota Romana, la corte ordinaria de la Sede Apostólica, que nadie puede simplemente barrer sobre la legislación vinculante de la Iglesia cuando se trata de asuntos pastorales.
“Un pastor responsable no puede ser guiado por un ‘misericordia’ borrosa. Y mientras el presidente repite que en relación con el Magisterio, él quiere ‘permanecer dentro de la comunidad de la Iglesia’, él o ignora los límites que este Magisterio da al cuidado pastoral, o está despreocupado en hacer una declaración que lo haga sonar bien”.
El Cardenal Cordes lamentó que en los comentarios del Cardenal Marx, la idea de la comunión –entre obispos y con el Obispo de Roma–, eran muy escasos, “incluso aunque los obispos expresamente prometieron ‘unidad con el Colegio de Obispos bajo el Sucesor de Pedro’ durante su consagración episcopal. La sentencia: ‘no podemos esperar por un sínodo para decirnos cómo tenemos que moldear el cuidado pastoral para matrimonios y familias aquí, no está infundida con un espíritu de ‘Comunión’”.
Además denunció que el mensaje enviado por el Cardenal Marx “parece ser el resultado de una ‘obediencia que sigue adelante’, una estrategia profundamente política con la cual crear ‘hechos’ para dominar el proceso de toma de decisiones y presionar a sus colegas”.
“Particularmente deplorable son las declaraciones dadas durante la conferencia de prensa de que las ‘nuevas soluciones’ –cada uno sabe qué significa- puedes ser teológicamente justificadas”, advirtió el Cardenal Cordes. “¿Quiere él decir que el dogma de la inseparabilidad del matrimonio se vuelve intolerable por las situaciones de vida de las personas vueltas a casar?”, cuestionó.
Luego, se refirió a las declaraciones de Mons. Bode, quien citó la constitución Gaudium et spes para apoyar su conclusión de que “no solo el mensaje cristiano tiene que encontrar resonancia con los hombres, sino también los hombres deben encontrar resonancia con nosotros”.
El Cardenal Cordes recordó que mientras la Gaudium et spes señala que “nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en los corazones de los seguidores de Cristo”, los padres del Concilio Vaticano II “llegaron a la conclusión que sería erróneo ver ‘los signos de los tiempos’ en la vida de los hombres como una ‘fuente de la fe’…y formalmente excluida la vergonzosa falacia de que ningún desafío de la Iglesia como tal sería una fuente de la fe”.
Por el contrario, señaló, la constitución dogmática del Vaticano II sobre la divina revelación, Dei verbum, “no deja dudas de que la fe en la Iglesia Católica se alimenta únicamente de la Sagrada Escritura y el Magisterio”.
“Independiente de esta dirección inequívoca, sería paradójico atribuir a una pequeña parte de la Iglesia, que vive en una situación espiritualmente lamentable pero objetivamente todavía irregular, la función de una fuente de la fe”, añadió
Concluyó escribiendo que “puede que los pastores que se reúnen en Roma este otoño también den orientación a la mayoría de los miembros practicantes de la Iglesia sobre cómo profundizar su matrimonio para enraizarlo en Jesucristo, y así puedan ser testimonios del poder de Dios en la vida del hombre para sus coetáneos”.
“Puede que los padres sinodales lleguen a la conclusión de pronunciar un profundo respeto por aquellos que nunca se casaron por segunda vez –quienes por fidelidad a su primer compromiso matrimonial no ingresaron en una segunda unión–. Esos casos también existen”, expresó.
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