El 1 de marzo de 1985, pocos meses después de dar a luz a su hija, Cecilia falleció en Buenos Aires (Argentina). El 30 de noviembre del 2005, fue declarada Sierva de Dios.
Fiel católica, perteneciente al Movimiento de los Focolares, poco antes de morir Cecilia había expresado su confianza en Dios, escribiendo que “hoy le pude decir a Jesús que sí. Que creo en su amor más allá de todo y que todo es Amor de Él. Que me entrego a Él”.
Al conmemorarse los 30 años de su fallecimiento, el Movimiento de los Focolares en la Argentina realizó una jornada de reflexión y en diversas ciudades de Argentina se celebrarán Misas por Cecilia.
Cecilia Perrín nació en Punta Alta, Buenos Aires, el 22 de febrero de 1957, fue la tercera de cinco hermanos, fruto del matrimonio de Angelita y Manuel Perrín.
El 20 de mayo de 1983, tras dos años de noviazgo, Cecilia se casó con Luis Buide. Al año siguiente, mientras gestaba a su hija, recibió la noticia del cáncer.
Ante la adversidad, se fortaleció apoyándose en cuatro pilares, según recuerda el sitio web de los Focolares: “su profunda fe, su amor a ‘Jesús Abandonado’, el afecto de su esposo, familiares y amigos y la fuerza de la unidad con quienes compartía su cristiano y católico ideal de vida”.
“El diagnóstico era irreversible. No obstante, había una gran alegría por la ilusión de la nueva vida que llegaría. Los médicos consideran realizar un ‘aborto terapéutico’ para poder salvar la vida de Cecilia. Ella, se niega rotundamente a ello por su férrea convicción cristiana y sabiendo que era imposible su supervivencia luego de dar a luz; pronuncia su ‘Fiat’ con serenidad y claridad al Señor”, recordó el movimiento católico.
El padre de Cecilia, Manuel, es también Siervo de Dios.
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