Mons. Buenanueva invitó a caminar hacia la santidad de vida
San Francisco (Córdoba) (AICA): El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, presidió el jueves 26 de marzo la misa crismal junto con los sacerdotes del clero diocesano y religioso. En su homilía, el prelado consideró que hoy, más que nunca, la fe cristiana “ha de acreditarse a sí misma, su verdad y consistencia, siendo una fuerza que provoque y potencie la libertad de las personas”.
Poco antes de iniciar la Semana Santa, el obispo reflexionó sobre este tiempo de especial importancia para los cristianos. Destacó que la salvación del hombre es “una prerrogativa exclusiva” del Padre, que ama al hombre y busca rescatarlo y restaurarlo a través de su Hijo.
“Resurrección, vida, libertad y alegría” son las palabras con las que el cristiano, según monseñor Buenanueva, formula el mensaje de esperanza que se hace anuncio al mundo.
Monseñor Buenanueva se refirió al Plan de Pastoral y lo que ha significado para el camino de la diócesis. “Más que la letra del plan, lo que nos ha de interpelar es la vida de nuestras comunidades. Allí se ha de dirigir nuestra mirada atenta, creyente y agradecida”, observó.
El obispo también se refirió a las actividades programadas que no pudieron realizarse a causa de las inundaciones ocurridas a comienzos de marzo. Destacó el testimonio de tantos hermanos que ayudaron a los damnificados e invitó a reflexionar sobre estos signos a la luz de la fe.
“Me he preguntado varias veces qué del misterio del reino de Dios se ha dado en todo lo que hemos vivido”, dijo. "Es Jesús el que nos ha enseñado que el misterio del reino guarda una profunda relación con las cosas que vivimos las personas todos los días: un poco de levadura en la masa o una pequeña semilla que se siembra; un hijo confundido y perdido que vuelve a casa y se reencuentra con el amor paterno que nunca lo abandonó; un extranjero que vence el respeto humano y se hace cargo del dolor, se hace prójimo; una red que recoge peces buenos y malos; un campo que recibe la semilla y, a veces, que ve también crecer la cizaña”, agregó.
En medio de circunstancias dolorosas o incontrolables, el obispo alentó a hacer visible el Reino de Dios y caminar hacia la santidad de vida, que no es una búsqueda obsesiva de perfección, sino “una saludable circularidad que une y armoniza carismas individuales y proyectos comunes”.
“Esta santidad nos desinstala, nos inquieta y atemoriza. Suele dejar en evidencia nuestras pobrezas y limitaciones. Es cierto, pero, por lo mismo, nos arroja más confiadamente en las manos del Padre y nos enseña a ser más humanos, más hermanos”, resaltó el prelado.
Junto con monseñor Buenanueva, concelebró la misa crismal el obispo emérito de San Justo, monseñor Baldomero Carlos Martini, quien luego de renunciar el encargo pastoral por edad regresó a su tierra natal, donde continúa celebrando misa y atendiendo confesiones.+
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