“Las noticias sobre hechos de corrupción tienen escandalizado al pueblo colombiano”, lamentaron los Obispos en un comunicado.
En Colombia, como en otros países de América Latina, diversas autoridades públicas se han visto inmersas en acusaciones de corrupción vinculadas con la empresa constructora brasileña Odebrecht.
La CEC advirtió que “la corrupción es el resultado de la pérdida de valores fundamentales; es el predominio descarado del interés personal sobre el bien común”.
“La corrupción nos está tocando en todos los niveles, no solo en el campo económico, sino también en el político, social y cultural”, señaló.
Los Obispos colombianos señalaron además que la corrupción “es un mal contagioso, que se agrava con la impunidad; es un cáncer que ataca el bien común”.
“Invitamos a un compromiso serio de todos con la verdad, la honestidad y la justicia, porque si no acabamos con la corrupción ella acabará con nosotros”.
La CEC lamentó además las “incoherencias y fallas de los miembros de la Iglesia, así como el sufrimiento que han provocado”, reafirmando su compromiso por “hacer cuanto sea necesario para que la Iglesia sea una casa transparente”.
Los Obispos señalaron también que “nos duele la salud”, y criticaron que “es dramática la situación que están viviendo millones de colombianos, especialmente los más pobres, ante la imposibilidad de acceder a servicios de salud oportunos y de calidad”.
“No se puede permitir que el sistema de salud colapse. Hasta ahora no se ven ni una reacción responsable ni una respuesta adecuada por parte de quienes deben intervenir. La salud no da espera”.
Más adelante, alentaron a los colombianos a seguir “construyendo la paz”, y destacaron que los ciudadanos “miramos con esperanza los pasos que se están dando hacia la paz”.
“Sin embargo, el incremento de hechos violentos y del clima de inseguridad, nos exigen a todos estar vigilantes y asumir responsabilidades. La Iglesia no dejará de servir a esta causa con los medios a su alcance”, señalaron.
Los Obispos advirtieron “las distintas problemáticas que aquejan a la sociedad colombiana exigen como respuesta una educación auténtica e integral que ponga al centro el ser humano, su dignidad y sus derechos”.
La CEC alentó a “que promueva un comportamiento ético para favorecer la convivencia armoniosa, que abra las personas y la sociedad a Dios, que privilegie la identidad y la misión de la familia”.
“La educación de los niños, adolescentes y jóvenes, así como la formación permanente de los adultos, tienen que volverse propósito nacional. Los valores que han dado forma a nuestra patria han de seguir vigentes en la configuración de una sociedad en la que nos acojamos y en la que sean respetados los derechos de todos”.
Los Obispos exhortaron a los fieles colombianos a no perder “el entusiasmo y la esperanza” y a poner “todos nuestros esfuerzos, contando con la ayuda de Dios y de la Santísima Virgen María”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 17 de noviembre de 2016
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