A rescatar los símbolos
Lic. José de Jesús Vázquez Hernández
El Día de la Bandera, que acabamos de conmemorar el viernes 24 de febrero, por cierto muy desangelado, me remonta a aquellos tiempos en que el señor Benito Ricardo Ramírez Espíndola realizó, en su casa de la Ciudad de México, en febrero de 1935, una sencilla ceremonia en honor a la Bandera Nacional, lo que dio origen posteriormente a que se declarara, el 24 del mes de febrero de cada año, como el Día de la Bandera.
Con ese motivo, envió cartas a personas prominentes de diferentes Estados de la República solicitando el apoyo para promover el cariño y respeto hacia el Lábaro Patrio como el más importante símbolo nacional. Y, por cierto, en ese contexto, Jalisco fue uno de los primeros en responder a través del Doctor Alfonso Manuel Castañeda Bancalari, quien integró un Comité con esa finalidad.
Sentimiento
patriota tapatío
Las personas que junto con el Doctor Castañeda se sumaron para darle solidez al proyecto, fueron Salvador Mora Ibarra, Salvador Cosío Castillo, Benito L. Flores, y el Doctor Alfredo Castro Robledo, quienes formaban parte de la Asociación “Prensa Unida”, de Guadalajara, y se convirtieron en los pioneros a nivel local y nacional para que se le tributaran honores a nuestro símbolo patrio.
Una de las ceremonias iniciales efectuadas en la Perla de Occidente, donde se le rindieron honores a la Bandera, tuvo lugar en 1936 ante la estatua del General Ramón Corona Madrigal; acto que fue encabezado por el Gobernador en turno, Everardo Topete, si bien fue hasta 1940 cuando se instituyó oficialmente el 24 de febrero, por Decreto del General Lázaro Cárdenas del Río, Presidente de la República.
Importancia y auge
Esta ceremonia, poco a poco, se fue institucionalizando, y los tres niveles de Gobierno: Federal, Estatal y Municipal, comenzaron a tributarle honores en esta fecha y en otras significativas. Además, al paso del tiempo, también fueron sumándose otras Instituciones y Dependencias a estos actos públicos, y es así como observamos que los niños y las niñas de las escuelas, le tributan honores a la Bandera los lunes de cada semana, antes de ingresar a clases.
La Bandera ha sido fuente de inspiración, se ha convertido en generoso símbolo romántico, sobre todo en las ceremonias y festivales escolares. Incluso varios libros de texto y de Civismo le dedicaban versos, o bien improvisaban alumnos o padres de familia que algún escolapio declamaba, y no faltó quien llegara a descubrir su vocación poética a raíz de su intervención escolar.
“Banderita mexicana, mi bandera tricolor, / yo amo tus lindos colores con todo mi corazón. / Quiero que siempre, orgullosa, / luzcas siempre con honor,/ y todos los mexicanos te sentimos con honor, / te ofrecemos nuestro amor…” Deseamos que así sea y recuperemos ese orgullo de identidad y pertenencia, máxime ahora que Donald Trump nos ha estado ninguneando.

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