El Gobernador pide legalizar la droga que se consume

Aristóteles Sandoval Díaz urgió a realizar el análisis sobre la legalización de la mariguana, ya que, según el punto de vista por el que optó, “con el enfoque policial no habrá policías que nos alcancen”. Lo matizó con una “perspectiva de salud”.
Lo mencionó el sábado 18 de marzo, durante la entrega de vehículos y uniforme a Policías de 72 municipios de Jalisco. Aseguró que la violencia generada por el narcotráfico mata más jóvenes que la sobredosis y la droga.
Que es un grave problema al que se le debe dar solución, de acuerdo. La legalización provocaría más violencia y enriquecería a terratenientes. Lo preventivo es lo deseable, lo mismo que la reducción del consumo, pero esto no se consigue legalizándola. ¿En dónde ha sucedido esto? En ninguna parte del mundo; menos se cumpliría en México.
Ojalá que, de verdad, se discutiera, pero bajo todas las perspectivas, analizando causas y efectos, por una parte, del problema en sí; por otra, de su legalización.
Que el debate no estuviera dirigido por conveniencias políticas o por amenazas del crimen organizado (que le conviene su legalización, por estar en un país tan corrupto como el nuestro), o por una presión internacional de la que se depende para obtener recursos, ganancias, beneficios, privilegios, acomodos, etc., y menos con la intención de tener en los niños, adolescentes y jóvenes (población potencialmente más vulnerable y consumidora) un sector idiotizado, manipulable, arrebatado de su inteligencia porque las neuromas se han ido consumiendo, como efecto del sueño del que ya su mente no regresa al lugar original. Ya dentro, buscan experimentar drogas cada vez más fuertes.
Cómo se nota que nuestro Ejecutivo no conoce a fondo la situación general del asunto, y menos una solución integral, que no sabe cuántas familias se han desintegrado y destruido por las drogas, que no ha visto los miles de jóvenes a los que se les ha arrebatado su futuro, que no entiende el ‘caldo de cultivo’ para situaciones sociales cada vez más graves que provoca la venta ilegal, y con pretensiones de hacerse legal. Y si es por salud, que analice primero los estudios realizados por el Drug Abuse National Institute de EUA, que mencionan las consecuencias en el organismo. Tan solo los motivos racionales de compasión (en el sentido literal de la palabra) desvanecen cualquier intención de legalizar este humo.
Los argumentos del Mandatario son frágiles, volátiles, inconsistentes, temporales, riesgosos. Si hay alcoholímetros, también deberán establecer ‘toritos’ para enervantes. El Papa Francisco ha dicho: “No es la liberalización del consumo de drogas lo que reduce la propagación y la influencia de esta dependencia; es preciso afrontar los problemas que están en la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro”, no muerte.