Pbro. Jorge Ibarra
El Padre Jorge Ibarra Cervantes nació en Guadalajara, Jalisco, el 18 de febrero de 1948. Ingresó al Seminario Diocesano el 11 de noviembre de 1961 con la Generación que inauguró, como Casa de Estudios, la finca de Tapalpa.
Fue ordenado Sacerdote el 18 de abril de 1976, por ministerio del Cardenal Arzobispo José Salazar López.
Entre otros destinos ministeriales, fue Vicario Parroquial de San José de Analco; de San Miguel Arcángel, en Tlaquepaque; de La Natividad de María y de Santa Ana.
Alternativamente hospitalizado y atendido en el Albergue Trinitario Sacerdotal durante los últimos años, padeció con entera aceptación su enfermedad hasta presentarse ante el Señor, el miércoles 8 de marzo del año en curso.
Habiendo conocido al Padre Jorge Ibarra Cervantes, de seguro no le hubiera agradado aparecer como protagonista en una nota informativa, ni siquiera en una circunstancia como ésta, la de su muerte. Y no por algún rasgo excéntrico (tan lejano y ajeno en él), sino por su estilo de vida: siempre sobrio, discreto, humilde.
Incluso así lo reconoció, durante la Homilía de su Misa Exequial el jueves 9 de marzo en el Templo Parroquial de Santa Ana, pletórico de fieles, y ante otros 19 Presbíteros concelebrantes (incluido el Párroco, Pedro Macías Morales), el señor Cura Luis Gerardo Gudiño Chávez, Párroco y Decano de San Felipe de Jesús, quien resaltó los comedidos servicios que prestó a la Iglesia el Sacerdote difunto a través de sus casi 41 años de ministerio, y la admirable paciencia con que soportó su larga enfermedad.
Coincidentes testimonios
Compañeros del Padre Ibarra prácticamente desde el Preseminario, e integrantes de la Generación “Pbro. Enrique Trujillo Valdivia”, 1961-1976, varios Clérigos así se expresaron:
Pbro. Miguel Ángel Pérez Magaña, Vicario de La Capilla de Guadalupe, Jal. (San Juan de los Lagos): “Tengo muy gratos recuerdos del Padre Jorge porque convivimos todos los años de formación, desde el Preseminario. Compañero fiel, humilde, alegre, sencillo y, sobre todo, piadoso. Con nuestras oraciones lo apoyamos para que ahora nos aparte un lugar en el Cielo”.
Señor Cura Pedro Ruiz Navarro, Párroco de Mezcala, Tepatitlán, Jal. (San Juan de los Lagos): “Muy buen amigo y compañero, humilde, sencillo y fraterno. Siempre fue el enlace de comunicación entre los compañeros de la Generación”.
Señor Cura Víctor Daniel Contreras Orozco, Párroco de Santa Edwiges: “Un buen amigo, muy discreto y prudente; admirablemente firme en su fidelidad a Dios en medio de la prueba”.
Señor Cura Luis Enrique Orozco Benítez, Párroco de San Luis Gonzaga: “Por definición, se caracterizó por la humildad y la alegría; él nos convocaba y reunía a los compañeros Presbíteros hasta que se enfermó. Ya nos reuniremos con él, no muy tarde, en el Cielo. Mientras, que pida por nosotros”.
Pbro. Óscar Maldonado Villalpando, Vicario Parroquial de El Señor de los Milagros, San Pedrito: “Un gran compañero, lleno de paciencia y mansedumbre, de espíritu de obediencia y de servicio. Un verdadero ejemplo para nosotros por su bondad, celo apostólico y fidelidad en su ministerio”.
Señor Cura José de Jesús Chávez Valadez, Párroco de El Señor del Perdón: “¡Dichosos los que mueren en el Señor! Jorge está de regreso al Padre porque Jesús primero nos abrió la puerta de su Reino. Gracias a Dios por tener tanto tiempo a un compañero, hermano, humilde, que nunca quiso sobresalir y se identificó con el Sacerdocio de Cristo. En todo tiempo nos dio testimonio y es ejemplo. Tuve la alegría de haberle dado la última bendición”.
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