Universidad del Valle de Atemajac
El linchar mediáticamente es ya una práctica común, un deporte muy millennials, al alcance de cualquier videoaficionado equipado con un smartphone o tablet. El “Gran hermano” anda al acecho. De ser un ente literario, ahora lo padecemos: “está vivo”. Sin querer sonar paranoico, él nos vigila a todos desde las sombras, a la manera de un post-moderno Argos de mil perfiles o cuentas de Facebook, Twitter, Instagram…
Esferas más arriba de la favela global, trascendió la trillada y aburrida noticia de que el “Tío Sam” tiene, igual que el Zar de Rusia, Vladimir Putin, una legión de habilidosos hackers (la profesión del mañana) interviniendo los correos y las comunicaciones de millones de usuarios de la Web. La ciber-arma que utilizan para sus informáticas intromisiones es un poderoso software, capaz de invadir cualquier teléfono, computadora… ni las smart tv están a salvo del espionaje de la CIA.
Pero, que no cunda el pánico. No hay por qué estar cuidándose de la CIA, como lo recomienda WikiLeaks. Antes de desconfiar de tu amada pantalla plana con conexión a Internet; considera que nosotros, ciudadanos del tercer mundo, le importamos muy poco a la inteligencia estadunidense. Hay que cuidarnos, más bien, de los reporteros improvisados que persiguen y montan esas falsas noticias a las que llaman, eufemísticamente, post verdades.
El chisme sin medida
Parafraseando a Humberto Eco, el chismoso es el otro idiota de la aldea a quien Internet le dio voz y oportunidad de difamar. Hay que estar conscientes de que la rumorología y la post verdad son una virulencia que invade las Redes Sociales; sus incitadores saben y gustan de maquilar y propagar falsas noticias, por malicia o diversión. El pasatiempo de estos facinerosos de Internet nos deja a todos, incluso a ellos también, expuestos a ser grabados en algún desafortunado momento en el que no seamos políticamente correctos: un arranque, un desplante, un acto de sinceridad, un comentario no razonado… Con este material, una lente oportunista nos convierte, por el poder de YouTube o Facebook, en una Lady 100 ó en un LordPrepa 10.
Ramón Urrea Bernal, más conocido como “LordPrepa10”, fue linchado mediáticamente por Medios locales, nacionales e internacionales como CNN o el Periódico El País, a raíz de un vídeo que subieron a YouTube algunos de sus alumnos. En la grabación, que según trascendió, está editada y descontextualizada, aparece el Profesor frente a grupo opinando acerca de las mujeres, empleando una jerigonza de expresiones procaces y misóginas.
No tardaron en aparecer los caballeros del respeto y la igualdad para “abofetear” a este “misógino Lord”. El Presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios, Jesús Medina Varela, le hizo llegar una copia del vídeo al Rector General de la UdeG, Tonatiuh Bravo Padilla. Obligadas por el revuelo y el escándalo, desde su alta tribuna, las autoridades universitarias dirigieron su dedo inquisidor contra el difamado Profesor. Sin concederle el más mínimo beneficio de la duda, la Opinión Publica encendió las hogueras del ajusticiamiento moral, a la que le echó leña, para su beneficio, publicidad o descargo moral, una jauría de artistas y periodistas que no desaprovecharon la ocasión de darse baños de santidad reprobando al Profesor y exigiendo su despido y lapidación como docente. Todo este escándalo se suscitaba, paradójicamente, a unos días del Día de la Mujer.
Visión parcial
En Homo Videns, Giovanni Sartori previene acerca de cómo los vídeos o las imágenes que circulan por los televisores, y ahora por Internet, sólo nos muestran una fracción de la realidad. Es decir, una cámara siempre captará de todo suceso una porción inscrita en un lapso. Entiéndase: una imagen o un vídeo jamás nos entregarán la verdad completa; además, dada su naturaleza, todo material electrónico (audio o vídeo) es susceptible de ser manipulado al antojo o interés de algún individuo o institución.
La manipulación del vídeo y sobre todo de las noticias, en la Era de las Redes Sociales, dejó de ser una práctica de manipulación mediática monopolizada por las grandes televisoras; el homo videns que creció consumiendo videos maquilados o incluso trucados, aprendió y ahora replica esta práctica, incitado por la idea de “incendiar” la Internet con alguna falsa noticia o post verdad.
El rostro y nombre de “LordPrepa10” circula por la Web; de fea manera es “famoso”. En su descargo, el Profesor Urrea publicó una carta en Facebook poniendo en contexto sus palabras. Explicó que su clase dura una hora, y que el vídeo sólo exhibe unos pocos minutos de ella. Cierra la misiva disculpándose con sus propios alumnos por usar expresiones groseras y ofensivas. Sus disculpas, con toda seguridad, no revertirán del todo el daño moral que sufrió su persona, que por la mala le gastaron sus alumnos, quienes hasta el momento permanecen en el más cómodo e impune anonimato.
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