Memoria, oración y misión son “la topografía”, los tres lugares de referencia de nuestra vida cristiana. Los dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa que celebró esta mañana en la casa S. Marta, subrayando que “el lugar” del cristiano es el mundo para anunciar a Jesús.
“La primera palabra afirmó Francisco es la memoria. Jesús resucitado dice a sus discípulos que lo precedan en Galilea: aquí se produjo el primer encuentro con el Maestro. Y “cada uno de nosotros – afirmó Francisco – tiene su propia Galilea”, allí donde Jesús se ha manifestado por primera vez, lo hemos conocido y “hemos tenido esta alegría, este entusiasmo para seguirlo”. Además, el Santo Padre recordó que “para ser un buen cristiano es necesario tener siempre la memoria del primer encuentro con Jesús y de los encuentros sucesivos”. Es “la gracia de la memoria” que “en el momento de la prueba me da certidumbre”.
“El segundo punto de referencia es la oración. Cuando Jesús asciende al Cielo no se separa de nosotros: “Físicamente sí, pero está siempre unido a nosotros para interceder por nosotros. Le hace ver al Padre las llagas, el precio que ha pagado por nosotros, por nuestra salvación”. Por lo tanto, “debemos pedir la gracia de contemplar el Cielo, la gracia de la oración, la relación con Jesús en la oración que en este momento nos escucha y está con nosotros”:
“Después hay un tercer punto: el mundo. Jesús antes de irse – lo hemos escuchado ayer en el Evangelio de la Ascensión – dice a los discípulos: ‘Vayan al mundo y hagan discípulos’. Vayan: el lugar del cristiano es el mundo, para anunciarle la Palabra de Jesús, para decirle que hemos sido salvados, que Él ha venido para darnos la gracia, para llevarnos a todos con Él ante el Padre”.
“Esta es “la topografía de espíritu cristiano”, los tres lugares de referencia de nuestra vida: la memoria, la oración, la misión, y las tres palabras para nuestro camino. Galilea, Cielo y mundo. Un cristiano debe moverse en estas tres dimensiones y pedir la gracia de la memoria. Decir al Señor: ‘Que no me olvide del momento en que Tú me has elegido, que no me olvide de los momentos en que nos hemos encontrado’. Después rezar, mirar hacia el Cielo porque Él está para interceder, allí. Él intercede por nosotros. Y después ir a la misión, lo que no quiere decir que todos deben ir al extranjero; salir en misión es vivir y dar testimonio del Evangelio, es hacer saber a la gente cómo es Jesús. Y esto, con el testimonio y con la Palabra porque si yo digo como es Jesús, como es la vida cristiana y vivo como un pagano, aquello no sirve. La misión no va”.
“Si en cambio vivimos en la memoria, en la oración y en la misión – concluyó el Papa Francisco su meditación – la vida cristiana será bella y también será gozosa: “Y ésta es la última frase que Jesús nos dice hoy en el Evangelio: ‘Aquel día, el día en el que ustedes vivirán la vida cristiana así, sabrán todo y nadie podrá quitarles su alegría’. Nadie. Porque yo tengo la memoria del encuentro con Jesús, tengo la certeza de que Jesús está en el Cielo en este momento e intercede por mí, está conmigo, y yo rezo y tengo el coraje de decir, de salir de mí y decir a los demás, y dar testimonio con mi vida, de que el Señor ha resucitado, está vivo. Memoria, oración, misión. Que el Señor nos dé la gracia de entender esta topografía de la vida cristiana e ir adelante con alegría, con esa alegría que nadie podrá quitarnos”.
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