Sonia Gabriela Ceja Ramírez
La devoción al Divino Niño que se hiciera popular en Colombia hace mucho tiempo, llegó a la Col. Lomas de San Juan, en el Municipio de El Salto, Jalisco, hace 15 años.
“Esta devoción como que bajó del cielo”, refiere la señora María Natalia Dávila Barrón quien llegó a la colonia hace aproximadamente 18 años cuando apenas había 3 ó 4 casas en el fraccionamiento.
“El que nos vendió los terrenos nos dijo que aquí había un pedazo para lo que quisiéramos, una escuela o una iglesia, y entre las 4 ó 5 personas que éramos entonces, decidimos que un templo, porque no teníamos ninguno cerca y se nos hacía difícil ir a Misa.
“Desde antes de saber que aquí sería templo, nos juntábamos en unas peñas grandes y hermosas que había en este lugar a rezar el Rosario. De repente, vimos que un señor (el señor Guadalupe Estrada Pantoja) andaba recortando el zacate, era una persona que no era vecino de la zona, pero fue quien trajo la imagen del Divino Niño”.
María Elena Sánchez Ochoa, recuerda que el Don Guadalupe les dijo que el Divino Niño ahí se había querido quedar: “Él anduvo en muchos lados buscando un lugar y por una cosa o por otra no se quedaba en ningún lado; él nos decía: yo no lo traje, Él me trajo aquí; aquí le gustó y aquí se quiso quedar”.
El señor Guadalupe tenía devoción al Divino Niño y tenía un compromiso tipo manda de construirle un templo, así que le pedía que lo guiara y le dijera dónde, “y quiso quedarse aquí”, asegura, la señora Nena.
“Yo no conocía al Divino Niño pero Don Guadalupe nos empezó a traer folletos y oraciones, nos dio su testimonio de cuando él conoció esta advocación. Se movía por toda la ciudad y traía muchos peregrinos. Han llegado a venir hasta 10 camiones con peregrinos”.
La fuerza de los laicos
La señora Naty señala que desde entonces fue creciendo la devoción. “La gente viene a dar gracias por muchos milagros que reciben. Cada mes vienen peregrinos a darle gracias y a dar su testimonio”.
Refiere que al principio sacerdotes les celebraban Misa cada 15 días bajo las lonas que se colocaban para protegerse de las inclemencias del clima. “Acarreábamos agua para regar y que no se levantara la tierra y ya cuando llegaba el padre ya estaba la mesita lista para celebrar la Misa. Venían los padres de El Verde, primero cada 15 días y luego todos los domingos e incluso, en ocasiones, entre semana; y así poco a poco fue creciendo”.
La señora Nena asegura que con los donativos que Don Guadalupe conseguía, él mismo compraba material y tanto él, como su hermano (de feliz memoria) iniciaron con sus propias manos la construcción del pequeño templo.
“Su familia también participó mucho, porque él tenía familiares en Estados Unidos y le mandaban dinero. Ellos compraron las bancas”.
Por algunas dificultades el señor Lupe dejó de colaborar en el templo, pero cada fiesta se hace presente. “Él iba también con los Obispos, cada día de la fiesta conseguía quien viniera a celebrar”.
Tomando las riendas
del rebaño
El señor cura José Arturo Cruz Gutiérrez llegó el año pasado como primer párroco de San Juan Pablo II en Lomas del Verde, parroquia a la que pertenece esta capellanía, que siempre se ha caracterizado por trabajar según los objetivos diocesanos, “más ahora que se está trabajando con el VI Plan Orgánico, nos orienta mucho el objetivo”, asegura el sacerdote.
“Buscamos impulsar la pastoral desde la vida comunitaria. “Seguimos las directrices y buscamos alcanzar las periferias existenciales que son prioridad en nuestra Iglesia.
“Queremos, por ejemplo, implementar la catequesis para adultos, de manera que los papás se conviertan en los primeros catequistas de los niños; continuamos con la catequesis infantil pero queremos quitar ese concepto de que la catequesis es exclusiva de los niños”.
El padre explicó que la capellanía cuenta con equipo de liturgia, monaguillos, catequesis, grupo de adoradores ‘Siervos y Siervas del Sagrado Corazón’, tenemos coros, ministros extraordinarios de la comunión y grupo de jóvenes
La situación social
La comunidad es pequeña, son alrededor de 3 mil personas, en su mayoría, adultos jóvenes.
Aunque no se han detectado problemas como el pandillerismo, entre los jóvenes si prolifera el alcohol y en algunos casos la droga. “También se da la falta de formación y educación entre los jóvenes que no continúan sus estudios; son muy poco los que después de dejar la primaria continúan con la secundaria y la preparatoria, más bien los ponen a trabajar. Mucha gente de aquí se dedica al ambulantaje y pone a los niños también a trabajar”.
El divino niño, en espera de los chiquitines
Entre las actividades para promover la devoción a esta destaca que la imagen siempre tiene una canasta de dulces a sus pies, invitando, principalmente a los niños a realizar su oración y recibir un dulce del Divino Niño.
“Los mismos peregrinos traen los dulces, hay quien nos dice que quiere ser bienhechor, que les llamemos cuando se terminen para traer más; también hay una señora que trae galletitas para repartir los domingos”, explica la señora María Isidra Huerta Villalvazo.
También se otorgaban desayunos, a los pequeños que iban a rezar el Rosario, pero al irse don Guadalupe, se fueron muchos bienhechores y los únicos que quedaron fueron los señores Vicky y José Ramos Hernández quienes por problemas familiares y de salud ya no pudieron seguir con esta práctica.
La señora Magdalena González comentó que también es una tradición entre la comunidad que cuando piden un favor al Divino Niño, y se los concede, visten a los pequeñitos igual que la imagen y los llevan a ofrecer dulces.
Así se vive la fiesta
patronal
“Ordinariamente, celebramos el primer domingo de septiembre, en esta ocasión el día 2” explica el padre Arturo.
“Hacemos un novenario, vamos y celebramos Misa en los barrios. Hacemos peregrinaciones buscando que las comunidades aledañas también participen. Ahora tenemos una mejor estructura que nos apoya para que todo esto se realice.
“Yéndose Don Lupe, la devoción bajó, porque mucha gente se fue con él, sin embargo, estamos tratando de que el fervor no se pierda. Llevamos a la imagen peregrina tanto con las familias de aquí de la comunidad, como con gente externa que lo quiera recibir.
“Los domingos nos vemos muy fortalecidos porque viene mucha gente, sobre todo los primeros domingos de cada mes, que es el día del peregrino”.
Señaló que cuando se colocó la primera piedra para la construcción, que fue puesta por Mons. José Francisco González González, entonces auxiliar de Guadalajara y ahora Obispo de Campeche, el ayuntamiento de El Salto, otorgó en comodato un predio de aproximadamente 3 mil metros cuadrados. “Hace poco vino un ingeniero y nos trazó un plano, es muy sencillo pero se busca destacar la hermosa vista panorámica que tiene el terreno”.
Durante las festividades se resaltarán los 15 años que cumple la devoción en la zona, “15 años recibiendo milagros y bendiciones”, asegura el señor cura.
En esta ocasión, el Obispo Auxiliar de Guadalajara, Engelberto Polino Sánchez, estaría presidiendo la celebración de las 7 de la tarde el viernes 31 de agosto.
El sábado se tendrá convivencia comunitaria. Por la tarde la imagen será trasladada a El Verde, parroquia a la que anteriormente pertenecía la comunidad, donde se velará toda la noche, para por la mañana ser trasladado en peregrinación y participar en la Misa de la 1 de la tarde. “Vienen los peregrinos con danzas, cabalgata, etcétera, es una fiesta muy bonita”, asegura el señor cura.
“Por la tarde, tenemos Misa a las 6 y luego un evento musical.
“A las 11 de la noche se da la bendición con la imagen del Divino Niño”.
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