Un comentarista escribía ayer: De un escudo más o menos no depende nuestra salvación. Error. ¡Error!, querido amigo. Díselo a Dante Aligheri que colocó en el sector norte del cuarto círculo del infierno a los culpables de los mayores desatinos en escudos episcopales. Y los colocó en el sector norte porque era donde más frío hacía y había más corrientes.
Un famoso arzobispo teutónico exclamó al llegar: Pero yo no sabía que esto de los escudos episcopales era tan importante.
Y un abad de Monserrat añadió: Pues espera a ver el sótano de abajo donde están los que encargaron ciertos báculos.
–¿Y los artistas también están allí?
–No, esos no. Se les considera meramente ovejas descarriadas.
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