En su homilía, Mons. Ocáriz señaló que, aunque se encuentre en dificultades, la familia es “una escuela de comunión, de perdón, de solidaridad”, y recordó que la Sagrada Familia de Nazaret también atravesó padeció adversidades.
“En el Evangelio –señaló– hemos visto cómo un ángel tranquilizó a San José, en un momento complicado para la historia de la familia de Nazaret. ¡Qué asombroso es contemplar cómo María y José encontraron también dificultades para sacar adelante su familia!”.
En este sentido, explicó que “la historia de su hogar no es una historia idealizada: sí, la Sagrada Familia fue sin duda la más feliz que ha habido y habrá en la tierra, pero no por eso dejaron de tener que afrontar contrariedades y problemas”.
El Prelado del Opus Dei aseguró que “las familias pueden dar luz y calor a otras familias, a amigos, vecinos, compañeros de estudio o de trabajo”, y que “para conseguirlo, no es necesario esperar a que todo en la propia casa marche a la perfección”.
“Esta es, en efecto, la roca que da estabilidad a la familia: el designio amoroso y sabio de nuestro Creador y Padre sobre ella. Por eso, queremos conocer y apreciar cada vez más los rasgos de ese maravilloso plan de Dios, y difundirlos con alegría en toda la sociedad”, concluyó.
Ordenación sacerdotal
Durante la Jornada Mariana de la Familia, el Obispo de Cuenca, Mons. José María Yanaguas, ordenó sacerdotes a tres diáconos de la prelatura del Opus Dei.
El Obispo recordó que el sacerdocio “no es oficio de media jornada, es vocación, pasión que consume, ambición de llegar a todos”.
Además, les animó a ser “sacerdotes alegres, llenos del amor de Dios, deseosos de sacrificaros sin reservas, asumiendo gozosamente vuestro nuevo oficio y poseídos por la alegría del Evangelio, como nos pide el Papa Francisco”.
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