El Obispo de Trujillo (Venezuela), Mons. Oswaldo Azuaje, fue entrevistado en el programa Perseguidos Pero No Olvidados que la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada tiene en la cadena Trece en España.
Mons. Azuaje se encontraba en España después de participar en la visita ad límina que los obispos de Venezuela hicieron al Papa Francisco recientemente y donde el Santo Padre les animó a “mantenerse fuertes y cercanos” al pueblo.
“También nos invitó a poner en práctica una realidad: la resistencia. Nunca había oído así este concepto que no tiene que ver nada con un lenguaje político ni populista ni militar. Nos invitó a resistir firmes en la fe, en la esperanza y en la caridad”, aseguró el Prelado.
La Diócesis de Trujillo es una de las “circunscripciones más pobres, económicamente hablando. Se encuentra en la región andina, es una zona de montaña, predominantemente rural”, pero que cuenta con una “riqueza humana y cultural muy grande”.
“Sufrimos, como en el resto del país, la carencia de alimentos y medicamentos. Numerosas personas se han marchado a otros países y la economía está muy resentida. En los pueblos se nota más la falta de acceso a alimentos que en la capital o las ciudades importantes del país”, aseguró Mons. Azuaje.
El Prelado explicó que recientemente visitó la frontera que Venezuela tiene con Colombia, en el estado de Táchira. “Desde la Diócesis de San Cristóbal, en el lado venezolano, y la Diócesis de Cúcuta, en el lado colombiano, se está haciendo una ingente labor. Yo me metí entre la gente que cruza a Colombia y es impresionante, huyen por miles cada día”, aseguró.
También precisó que actualmente “la Iglesia alimenta diariamente a entre 5.000 y 8.000 personas, esto no son cifras exactas, y son solo los atendidos por la Iglesia”.
Aunque también hay quien cruza la frontera solamente para comprar productos que no hay en Venezuela y que pueden encontrar en Colombia.
Entre las principales consecuencias del éxodo de venezolanos, el Obispo destaca “la falta de jóvenes y personas de mediana edad”.
“El éxodo es forzoso porque hay una gran falta de alimentos y medicamentos, la gente necesita y no los encuentra en el país ni tiene cómo poder comprarlos por la gran devaluación de la moneda”, subraya.
Ante la grave situación que afronta el país, la Iglesia Católica se ha organizado en lo que llaman “ollas comunitarias”, donde gracias a la caridad y a la generosidad de los fieles, se cocina diariamente para alimentar a los que lo necesitan.
“Hay desnutrición en niños y también en ancianos. Hace unos días me llamó mi hermana, que cuida de mi madre, para decirme que no encontraba pollo, ni huevos, ni carne, que no sabía dónde ir porque no encontraba ninguna tienda donde poder comprar. La gente emplea mucho tiempo en llenar la cesta, si es que lo consiguen. Viven en un vía crucis diario en busca de comida”, aseguró Mons. Azuaje.
Por eso, el Prelado agradeció “la ayuda del pueblo venezolano”, la de “aquellos que han compartido con nosotros y siguen compartiendo lo poco que tienen”.
Aunque subrayó que debido a la escasez actual deben recurrir a la ayuda de fuera “porque si no sería imposible”.
Por eso dio las gracias “a la Iglesia en Europa, sobre todo en Alemania, Italia y España, que nos está sosteniendo para apoyar a nuestros sacerdotes. Con los estipendios de Misa, ellos se pueden mantener de forma más o menos digna. Pero además, esta ayuda nos mantiene unidos a la oración, para no perder la esperanza”.
“Pido al Señor santos sacerdotes, pero también que estos sacerdotes puedan tener un sustento digno para servir al pueblo de Dios y responder a su vocación con más fuerza”, apuntó Mons. Azuaje.
También agradeció la colaboración de Ayuda a la Iglesia Necesitada porque, según precisó, por su ayuda “nuestras comunidades no van a decaer en su misión de consolar y ser luz en medio de tanta oscuridad en Venezuela. La falta de alimentos, medicinas, agua, luz, produce mucho estrés, contra el que tenemos que luchar”.
Además pidió oraciones por los obispos venezolanos para que no caigan en la tentación “de tirar la toalla”.
“Nuestra misión es sostener al pueblo, a través de los sacerdotes, así que sigan apoyándonos para mantenerles un digno sustento, para que así podamos mantener las ollas solidarias, el reparto de medicamentos y distribuir el resto de ayuda social”, aseguró Mons. Azuaje.
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