Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
Todavía está vestida la Plaza de San Pedro con los colores de las decoraciones y flores puestas el domingo de la Resurrección, en el ambiente hay perfume de las flores, pero sobre todo de santidad. Es el 27 de abril del 2014, el centro de la cristiandad ofrece al mundo el testimonio de “dos hombres valerosos, llenos de parresía del Espíritu Santo”, el rostro dela bondad y de la misericordia de Dios. El Papa Francisco dibuja así a Juan XXIII y a Juan Pablo II en su homilía de la misa celebrada ante más de 500 mil personas, venidas de todas partes del mundo.
Santos el domingo de la Divina Misericordia
Es el domingo de la Misericordia, instituido por Juan Pablo II en 1992. Una decisión llevada a cabo después que las visiones que tuvo la hermana Faustina Kowalska, la religiosa polaca que vivió a principios del siglo 19 y que fue canonizada por Juan Pablo II en el 2000.
En la misa estaba presente también el papa Benedicto XVI, escogido en 1981 por Juan Pablo II para guiar la Congregación para la Doctrina de la fe. Una unión de amistad en la fe. Juan Pablo II es santo porque se le reconoció la sanación de una grave lesión cerebral a una mujer de Costa Rica, Floribet Mora, ocurrida el primero de mayo del 2011, día de la beatificación de San Juan Pablo II. En cambio, a Juan XXIII es una canonización “Pro gratia”, sin un milagro atribuido.
En cada sufriente vemos a Jesús
Francisco define a los dos papas como aquellos que “tuvieron el coraje, el valor de ver las heridas de Jesús, tocar sus manos heridas y su costado perforado. No se han avergonzado de la carne de Cristo, no han sido escandalizados por Él, por su Cruz; no se avergonzaban de la carne de su hermano, porque en cada persona sufriente veían a Jesús ". Ellos miraron y amaron. Dos hombres contemplativos, llenos de "esperanza viva" y de "alegría indecible y gloriosa", capaces de devolver al mundo ya la Iglesia los dones recibidos de Dios.
Pastores del pueblo de dios
Santos capaces de continuar y hacer crecer la Iglesia: Francisco explica que describe a Juan XXIII como el Papa de la docilidad al Espíritu Santo porque, al convocar al Concilio Vaticano II en 1959, "se dejó guiar y fue pastor de la Iglesia. Una guía guiada, guiada por el Espíritu”. "El Papa de la familia" es la definición que se une a Juan Pablo II; Una luz para el viaje hacia el Sínodo anunciado por Francisco en octubre de 2013. El Papa los llama "pastores del pueblo de Dios" a quienes recomienda enseñarnos "a no escandalizarse por las heridas de Cristo, a entrar en el misterio de la misericordia divina". Quien siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama ".
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