El pasado 31 de octubre, la Congregación Pontificia para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos promulgó el decreto sobre la celebración de la Bienaventurada Virgen María de Loreto, el 10 de diciembre.
El decreto, firmado por el Cardenal Roberto Sarah, explica que el Papa Francisco ha considerado que dicha celebración ayudará a las familias, los jóvenes, los religiosos, a imitar las virtudes de la perfecta discípula del Evangelio, la Virgen Madre que, concibiendo a la Cabeza de la Iglesia, nos acoge también a nosotros consigo”.
Desde la Edad Media, la Santa Casa de Loreto ha sido uno de los santuario más visitados en Italia. El santuario “recuerda el misterio de la Encarnación y estimula a todos aquellos que lo visitan a considerar la plenitud del tiempo, cuando Dios mandó a su Hijo, nacido de mujer, y a meditar tanto en la palabra del Ángel que anuncia el Evangelio, como en las palabras de la Virgen, que responde a la llamada divina”, explicó el cardenal.
Además, apunta que este santuario “ha sabido ilustrar de modo excelente, en el curso del tiempo, no menos que Nazaret en Tierra Santa, las virtudes evangélicas de la Sagrada Familia”.
El documento indica que dicha memoria deberá aparecer en todos los Calendarios y Libros litúrgicos para la celebración de la Misa y de la Liturgia de las Horas.
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