En la madrugada del 30 de diciembre, luego de 12 horas de debate, el Senado argentino aprobó el proyecto de ley para legalizar el aborto impulsado por el gobierno de Alberto Fernández, con 38 votos a favor, 29 en contra, 1 abstención y 4 ausencias.
“Lamento profundamente que la vida de los niños argentinos estará sujeta a ser apagada en el vientre de sus madres con el consentimiento del Estado”, publicó Bolsonaro en su Twitter.
“En la medida en que dependa de mí y de mi gobierno, el aborto nunca será aprobado en nuestro suelo. ¡Siempre lucharemos para proteger la vida de los inocentes!”, agregó el mandatario brasileño, quien desde que era parlamentario se ha posicionado contra el aborto.
En Brasil, la práctica del aborto es ilegal, pero está despenalizada en tres casos: cuando el embarazo se debe a una violación; cuando existe un riesgo comprobado para la vida de la madre; y el último caso que, fue autorizado por el Tribunal Supremo Federal (STF) en 2012, se refiere a fetos con anencefalia.
Sin embargo, acciones en el STF buscan expandir esta práctica en el país, como la Declaración de Incumplimiento del Precepto Fundamental 442/2017 (ADPF 442), que fue presentada por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y propone la despenalización del aborto hasta la 12 semana de gestación.
En un comunicado reciente en su programa Oração da Manhã, de Rádio Coração Fiel, el Obispo de Formosa, Mons. Adair José Guimarães, advirtió que aunque el tema de la despenalización del aborto está “en silencio” en Brasil “por ahora”, “allí en la Corte Suprema está el proyecto de ley para aprobar el aborto mediante la judicialización de la Corte Suprema Federal”.
Por ello, afirmó que “hay que rezar mucho para que este proyecto de aborto y el proyecto de ideología de género, que ya ha sido rechazado por la sociedad brasileña”, no salga adelante.
En cuanto al proyecto de ley aprobado en Argentina, en una reciente entrevista con ACI Digital -agencia en portugués del Grupo ACI-, la vocera de Latinoamérica para las 2 vidas, Marcela Errecalde de Oliveira, advirtió que “es parte de la estrategia de instalar la cultura de la muerte” y “no respeta fronteras”.
Como señaló, esta ley sirve “para presionar a todos los países de la región con exenciones de sanción por el delito de aborto, para ampliar el acceso al aborto, considerado como un derecho”.
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