“La fe no es un herencia que recibimos de los demás, ni algo que se compra; es una respuesta de amor que damos y construimos libre y diariamente con paciencia, entre éxitos y fracasos. No teman arrojarse en brazos de Dios”, alentó el Santo Padre.
La llamada tuvo lugar el sábado antes de la Misa celebrada por el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, en el estadio Helvia Recina de Macerata, donde también les pidió rezar a la Virgen de Loreto por la jornada de oración por la paz que tuvo al día siguiente con los líderes de Israel y Palestina, Shimon Peres y Mahmoud Abbas, y el Patriarca Ecuménico, Bartolomé I.
El Pontífice también alentó a los fieles a no tener miedo de soñar con un mundo más justo, ni de preguntar, buscar o profundizar.
“No se dejen desalentar por los perdedores o los miedosos que los quieren encerrar en su mentalidad oscura en lugar de dejarlos volar en la luz de la esperanza. No caigan en la mediocridad, que disminuye y vuelve gris. ¡La vida no es gris! La vida está para apostarla por grandes ideales y por las cosas grandes!”, expresó.
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