Las víctimas fueron asesinadas a balazos y luego crucificadas en la localidad de Deir Hafir, acusadas de haber luchado para otros grupos rebeldes. Los hombres fueron crucificados en una céntrica plaza y los cuerpos permanecerán allí durante tres días, indican.
Además, según el Observatorio, miembros de Isis colgaron vivo en una cruz durante ocho horas a otro hombre en una plaza de Al Bab, al noreste de Alepo. A la víctima la acusaron de haber hecho declaraciones falsas.
Los extremistas musulmanes de EIIS controlan varias regiones de Siria y avanzan cada vez más en Irak. En su arremetida, esta organización sunnita declaró un "califato islámico" y a su líder, Abu Bakr al Bagdadi, como "califa de todos los musulmanes".
Fuentes no oficiales estiman que desde enero de este año han muerto en Siria unas 7 mil personas; y se calcula que desde el inicio de la guerra civil en 2011, más de 160 mil personas habrían fallecido.
Al respecto, el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) expresó su firme indignación y condena ante semejantes hechos que utilizan a la religión para justificar actos de justicia sumaria que van contra todo intento de pacificar el país, ya martirizado por años de guerra fratricida.
La declaración lleva la firma de los Cardenales Péter Erdõ, Presidente de la CCEE, y Angelo Bagnasco, vicepresidente.
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