De regreso de Roma, tras su participación en el Sínodo Extraordinario de la Familia, el Arzobispo afirmó que, respecto a las uniones de hecho, “cualquiera sea la intención de quienes han propuesto esta opción, el efecto será el debilitamiento de la familia”.
Agregó que “más grave aún es la legalización de las uniones homosexuales, ya que, en este caso, se niega la diferencia sexual entre las personas de esas uniones”.
En este sentido explicó que “esto no perjudica el reconocimiento de la dignidad de cada persona: para todos quiero expresar mi respeto y solicitud pastoral. Lo que solicito también a todos quienes comparten el gozo del Evangelio”.
El Cardenal recordó además que en un documento común entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxa y Evangélicas, entregado en 2012, se expresó que la legalización de las uniones de hecho es “inaceptable en el plano de los principios y peligrosa en el plano social y educativo”.
En cuanto a la forma en que se abordó el tema de las parejas homosexuales en el reciente Sínodo afirmó que “la Iglesia siente el deber de decir una palabra de verdad y de esperanza. Es necesario acoger a las personas con su existencia concreta”.
Finalmente, dijo que el documento conclusivo del Sínodo señala que “no existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías entre las uniones homosexuales y el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia”, sin embargo, agregó, “hombres y mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza, sin el estigma de la injusta discriminación”.
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