Margallo hizo este pedido el último día de su visita a la isla, durante la cual no fue recibido por el presidente Raúl Castro; pese a que el líder comunista sí ha recibido en anteriores oportunidades a ministros de otros países y al antecesor español Miguel Ángel Moratinos.
Margallo fue recibido por el primer vicepresidente del Consejo de Ministros, Miguel Díaz-Canel, a quien se considera posible sucesor de Castro en 2018. Sin embargo, la falta de un encuentro con el presidente cubano es analizada por la prensa internacional como una posible consecuencia del discurso que el ministro español dio en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales.
La víspera el ministro español relató a los futuros diplomáticos cubanos el proceso de transición de la dictadura de Francisco Franco a la democracia. Durante estos 40 años –recordó–, en España estaban prohibidos los partidos políticos, no existía libertad de reunión, manifestación, y los libros críticos y la prensa eran censuradas.
Sin embargo, señaló que en 1975 la sociedad española ya no era la misma de los años 30. Además en España hubo varias transiciones que allanaron “el camino a la democracia plena”; entre ellas, los cambios económicos, el ingreso del país a la comunidad internacional y la reunión en 1962 de “la llamada oposición democrática” –opositores exiliados y dentro de España-, que decidieron “suturar las heridas de la Guerra Civil y sellar una auténtica reconciliación nacional”.
Asimismo, tras algunas reformas impulsadas por Franco –pero que fueron tomadas por la sociedad con “absoluta indiferencia”-, fallece el dictador en 1975 y asume el rey Juan Carlos, con quien “empieza propiamente la Transición política”.
Incluso, durante el proceso fue importante el papel de Adolfo Suárez, presidente que venía del sector franquista, pero comprometido con el objetivo de lograr la democracia.
Así, tras un camino duro, el 15 de junio de 1977 se celebraron en España elecciones libres que fueron vividas como “una fiesta”. Los comicios los ganó la Unión de Centro Democrático y en segundo lugar el Partido Socialista Obrero Español. En 1978 se legalizan los partidos políticos y se elabora una nueva Constitución.
“La perspectiva histórica que me da haber vivido el franquismo, haber participado activamente en la Transición y haber visto en lo que se ha convertido mi país en estos ya casi cuarenta años de democracia, me permite afirmar que, a pesar de las dificultades que hemos pasado, el esfuerzo ha merecido la pena”, afirmó Margallo.
Retorno de exiliados
Al día siguiente, el diario oficial Granma solo dedicó un pequeño espacio a Margallo, quien por su parte decidió cambiar la rueda de prensa por una declaración institucional sin preguntas, en la cual agradeció la “hospitalidad y cálida acogida” del gobierno y el pueblo de Cuba, muestra de la “normalidad” de las relaciones entre ambos países.
Sin embargo, señaló que España “querría un ritmo más rápido en las reformas económicas que dé más margen a la iniciativa privada y a la inversión extranjera”, así como la “reunificación monetaria” y la “descentralización en la toma de decisiones” para contratar trabajadores cubanos.
Asimismo, expresó su interés de que a los doce cubanos “excarcelados bajo la llamada licencia extrapenal, para que se les autorice a viajar fuera de Cuba” y se “autorice a viajar a Cuba a los excarcelados en 2011 en el marco de los acuerdos entre la Iglesia y el Gobierno, que actualmente se encuentran en España”.
Entre los primeros se encuentran el líder de la UNPACU, Luis Daniel Ferrer; Marta Beatriz Roque y el médico Óscar Elias Biscet.
Entre los exiliados se encuentran varios miembros del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), como el vocero Regis Iglesias, quien ha expresado su deseo de volver a la isla, “como es mi derecho natural, por ser mi patria y por ser también mi interés el poder entrar y salir libremente de mi propia tierra”.
Sin embargo el pedido de España fue más allá y también solicitó que Cuba ratifique “los pactos internacionales de Derechos Civiles y Políticos y los pactos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU”, así como “la aplicación del convenio número 87 de la OIT sobre la libertad sindical”.
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