Helma Schmidt, la casera alemana que hospedó al #PapaFrancisco en 1985 no inventa nada. Aquí el correo intercambiado. pic.twitter.com/Iglm6OKlgz
— Marta Jiménez ? (@Martaibaez) noviembre 25, 2014
El Papa Francisco vivió dos meses en Alemania en 1985. Como sacerdote viajó a ese país para profundizar en sus estudios de teología en la Universidad Sankt Georgen, en Fráncfort del Meno, donde pasó un breve periodo de su vida.
Emotionales Wiedersehen mit Helma Schmidt, bei der @Pontifex 1985 in Boppard zwei Monate zur Untermiete wohnte pic.twitter.com/kiUq6m3zDb
— Martin Schulz (@MartinSchulz) noviembre 25, 2014
“Emocionante reencuentro con Helma Schmidt, quien hospedó al Papa Francisco durante dos meses en 1985 en Alemania”, afirmó el Presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, a través de la red social Twitter.
El parlamentario acompañó al Pontífice durante parte de la visita y fue el nexo entre la señora Schmidt y el Papa.
En los pasillos del Parlamento Europeo, el Santo Padre se reencontró con la anciana que tomó las manos del Pontífice y charló con él en dos ocasiones.
La señora Schmidt conserva algunas de las cartas que intercambió con Jorge Mario Bergoglio a lo largo de los años, donde se puede leer la antigua dirección del sacerdote jesuita: “Colegio del Salvador, Callao 542, Buenos Aires”.
A la salida del Hemiciclo de la Casa de la Democracia, el Papa Francisco se detuvo para saludar a un joven discapacitado en silla de ruedas. El joven se incorporó para abrazarlo y recibió una bendición del Santo Padre.
Minutos antes, el Papa Francisco habló a los parlamentarios de la importancia de la tutela de la dignidad de la vida humana en todas sus etapas, derechos y deberes, “dignidad trascendente del hombre”.
Al finalizar su visita a la sede del Parlamento Europeo, el Papa Francisco firmó el Libro de Oro del Parlamento con esta frase: “Espero que el Parlamento Europeo sea siempre la sede donde cada miembro colabore para que Europa, consciente de su pasado, mire con confianza al futuro para vivir con esperanza el presente”.
El Papa Francisco saludó también al Arzobispo de Estrasburgo, Mons. Jean-Pierre Grallet, quien le regaló dos volúmenes sobre la catedral de Estrasburgo, que este año celebra el primer centenario de su dedicación. El Pontífice no pudo visitar el templo debido a que el carácter de su viaje, era estrictamente dirigido hacia Europa, no hacia una diócesis en particular.
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