El Seminario celebra a la Familia

Festejo en el Seminario Menor

Alegria en Fiestas EDIT

Pbro. Adrián Ramos Ruelas

El trabajo pastoral del Seminario en relación con las familias de los seminaristas contribuye tanto a la maduración cristiana de la misma como a la aceptación de la llamada al sacerdocio de cada uno de sus miembros, considerándola como una bendición, valorándola y sosteniéndola durante toda la vida (Ratio fundamentalis, 49).

NUESTRA PROPIA FIESTA
Cada Parroquia espera con alegría, año con año, sus fiestas patronales. La Comunidad del Seminario Menor de Guadalajara tiene también su propia fiesta dedicada a Jesús, María y José, la Sagrada Familia de Nazareth, el tercer domingo de enero. Aunque esta fiesta litúrgica se ubica en la Octava de Navidad (que es tiempo de descanso para los seminaristas), hemos reservado esta otra fecha para considerar más y mejor el Misterio de la Familia en relación con la formación sacerdotal, y hacer de ella una gran celebración.
La cita fue el domingo 15 de enero, a las 6 de la tarde. La explanada del Seminario Menor lucía favorable para esta gran ocasión. El bello y despejado cielo azul, el clima fresco, bastante agradable, y un digno retablo colocado a la puerta de la imponente Capilla central, fueron el marco para que cientos de participantes, entre ellos sacerdotes, seminaristas, padres de familia, personal de servicio, amigos y conocidos, elevaran sus oraciones a Dios en la Santa Eucaristía, presidida por el Padre Vicerrector, D. José Guadalupe Miranda Martínez, quien se mostró bastante agradecido por esta iniciativa.
Durante la homilía, el Padre Miranda destacó el modelo de la Sagrada Familia de Nazareth, referente actual para los momentos críticos que experimentan las familias de nuestros días. Subrayó la importancia que reviste la familia para que existan buenas relaciones entre padres e hijos, y su relación con la vocación sacerdotal. “La presencia de las familias es signo de que Cristo está en medio de ellas. No siempre los muchachos llegan de familias bien integradas; sin embargo, eso es signo de que nuestras familias cristianas de Guadalajara buscan responder a la voluntad de Dios.” Agradeció a las familias su generosidad por aportar un hijo al Seminario. Las exhortó a continuar acompañándolos en el complicado proceso de formación, y las invitó a seguir siendo siempre generosas.

SANA Y ALEGRE VERBENA
Al finalizar la Santa Misa, un gran show de magia amenizó el momento. El Mago Miguel contagió de alegría y creatividad a chicos y grandes con su grata presentación y su experiencia profesional. Durante casi una hora supo interactuar muy bien con un público que le correspondió animada y cómodamente desde la sillería colocada para la ocasión. El frío comenzaba a llegar.
Los platillos y antojitos pronto se instalaron y, con la venta de boletos, rápidamente se llenaron los puestos de clientes que buscaron el atole, el vaso de agua, mientras veían qué se les acomodaba al paladar: pozole, tacos de barbacoa, hot dogs, tamales, churros, duros y refrescos empezaron a agotarse.

La música norteña supo ambientar esa noche familiar, agradable, pacífica y cordial con su calurosa música. Entre sonrisas, saludos, reencuentros y charlas, iban transcurriendo esos valiosos minutos que ofrecía este esperado festejo, que resultó, a juicio de los Padres Formadores, una gran oportunidad para recrear el espíritu sano y alegre de los seminaristas y sus familiares. Al final, los juegos pirotécnicos pusieron el moño a este regalo que se convirtió en bendición para el Seminario.

CONVIVENCIA QUE FORMA
La comunidad del Seminario ha sabido aprovechar estos espacios para realizar un mejor trabajo de integración, de identificación con la etapa de formación que se vive, para profundizar en las relaciones afectivas vividas en familia, que garantizan un desarrollo adecuado en el candidato a la vida sacerdotal.
La nueva Ratio fundamentalis, documento rector de la formación de los candidatos al sacerdocio ministerial, enfatiza también la riqueza que comporta la vivencia de fe en familia. “Los vínculos familiares son fundamentales para fortalecer la sana autoestima de los seminaristas. Por ello es importante que las familias acompañen todo el proceso del Seminario y del sacerdocio, ya que ayudan a fortalecerlo de un modo realista”.

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