En una publicación realizada el 24 de marzo en su cuenta en Facebook, el P. Montes indicó que “ayer pude visitar las poblaciones de Bartalla y Qaraqosh, tomadas por el ISIS hace 2 años y liberadas recientemente”, a invitación del Nuncio en Irak y Jordania, Mons. Alberto Ortega.
Entrar en la iglesia de San Jorge en la ciudad de Bartalla, dijo, “produce un sacudón muy fuerte al ver el lugar santo quemado, vandalizado, profanado. Uno se queda sin palabras al ver lo que ya conocía de fotos y testimonios. Se hiela la sangre”.
“Al ver suelos, paredes y techos llenos de cenizas, los bancos tirados por cualquier lado, las imágenes rotas, desparramadas, pisoteadas, los libros santos reducidos a cenizas, uno percibe de un modo muy fuerte el odio que produjo eso, odio que se resume en una frase: rechazo a Cristo y a su Cruz”.
El sacerdote, nacido en Argentina y de misión en Irak desde hace más de cinco años, subrayó que “el mismo odio que ataca los templos de Cristo ataca los templos vivos que son los cristianos”.
“No se conforman con subyugar, quieren borrar toda memoria del Redentor, que desaparezca de la faz de la tierra”, dijo.
El P. Montes invitó “a los que niegan que los principales perseguidos son los seguidores de Cristo” a que visiten “estos pueblos y que comprueben cómo las casas quemadas fueron sobre todo las de los cristianos, los cementerios profanados fueron los cristianos, los templos destruidos fueron sobre todo las iglesias”.
“Vengan y vean cómo quedó Qaraqosh y cómo, en cambio, no tocaron nada en el pueblo musulmán de al lado”.
El sacerdote precisó que si bien el Estado Islámico “ataca a todos lo que no piensan como ellos, es cierto, pero los primeros somos los cristianos, porque el primer perseguido es Cristo”.
“Por eso no hay que engañarse, aquí hay odio teológico. El que está detrás de todo es el demonio, detrás del ISIS y los demás grupos yihadistas, y detrás de la gente que los apoya, algunos por un fanatismo similar y otros por diversos intereses”.
El P. Montes aseguró que “todos ellos al que en realidad atacan es al Redentor del género humano. Pero como no pueden dañarlo lo atacan en sus templos, en sus fieles, en su memoria”.
“Y por eso, ver una iglesia así destruida, produce tristeza, dolor e ira, pero, por sobre todo, produce un enorme orgullo, un santo orgullo, porque nos persiguen por ser de Cristo”.
El sacerdote misionero del IVE recordó que “Jesús nos dijo que cuando esto pase saltemos de gozo ya que nuestra recompensa será grande en el Cielo”.
Al visitar la iglesia destruida, dijo, “no teníamos ganas de saltar, pero nuestro espíritu sí lo quería. Era una alegría profunda que me llevaba a recoger recuerdos de esos lugares: una piedra, una tapa de misal quemada, un pedazo de alguna imagen destruida, todos símbolos de la gracia que Dios nos concede de ser perseguidos por su Hijo”.
“Tanta destrucción”, dijo el P. Montes, “nos debe mover a rezar por los perseguidores”, quienes son “necios seguidores del mayor perdedor de la historia”.
“El diablo hace ruido y mete miedo pero es el gran fracasado. Cuando logró matar al Hijo de Dios perdió el poder que tenía, y ahora, cuando el mal parece más victorioso es en realidad cuando más se derrota a sí mismo, porque Dios ordena todo para el bien de sus elegidos”.
El sacerdote exhortó a que “recemos por los que siguen al demonio, para que se conviertan y vivan, que Dios es poderoso para llamarlos a Sí y espera nuestras oraciones para darnos la gloria de ser partícipes en su victoria”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 20 de febrero de 2017
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