Gracias, Miguel Ángel, Andrés…


He colocado los sermones divididos en tres links. La razón está en que en el post de blogspot ya no se cargaban más líneas. Ya se ve que el sistema tiene cierto límite. No me quejo, son 1438.
Debo aquí agradecer a una persona que se llama Miguel Ángel (no daré más datos) que es al que le tenéis que agradecer el sermonario.
Cuando volví de Roma, no estaba para nada por la labor de seguir poniendo sermones en audio en www.sermonario.com Fue él, insistiendo y volviendo a insistir, el que me hizo ceder. No digo que me convenciera acerca de la conveniencia, simplemente cedí. De hecho, pasaron varios años en los que no se añadió ni un sermón más.
Hoy doy gracias a Dios de que suscitara ese interés en Miguel Ángel, interés que le movió a llamarme varias veces, porque he comprobado el bien que han hecho los sermones a muchas personas concretas. La predicación de la Palabra de Dios es una semilla que hace bien, que produce frutos que llegan al cielo. Es  una semilla que cambia a las personas, que les hace amar más a Dios.

También debo agradecer a Andrés su labor. Pues es él el que sube pacientemente los sermones a youtube. Y la mayor parte de los oyentes es allí donde los escuchan, no en mi sermonario.

También debo agradecer a cierta dentista del Opus Dei que me llama a las horas más intempestivas (cuando ya ha acostado a su tribu) para preguntarme qué quiere decir Baruc 38, 39 si lo leemos a la luz de la II Carta a los Colonsenses 3, o si el cuñado del suegro de Arfaxad de Reyes es el mismo que aparece en Crónicas a pesar de que en uno la X aparece como S.

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