Sonia Gabriela Ceja Ramírez
El padre José Antonio Aceves Álvarez, ‘padre Mago Toño’ descubrió la magia a muy temprana edad, pues desde que era muy pequeño tenía un vecino que le hacía trucos y él quedaba fascinado con esas sencillas “magias”.
“A los siete años comencé a comprar las primeras magias, así, hacía algún truco para mi familia, ya fuera en las navidades o en alguna reunión. Así, sin ponérmelo como objetivo, a los catorce años comencé a trabajar en fiestas y en eventos como mago. Para entonces, no me cruzaba por la mente la idea de ser sacerdote. Estudié la prepa y al terminarla, surgió en mi la inquietud vocacional”.
Todo comenzó en su parroquia
“Siempre fui muy inquieto, nadie me creía que quisiera ser sacerdote, pero siempre fui activo en la parroquia: estuve en el coro de niños, luego fui acólito, estuve en el grupo de adolescentes, de jóvenes; era muy cercano al párroco, además conocía a los sacerdotes del decanato o de la vicaría y los veía plenos, felices y eso me fue enganchando para querer yo también seguir esa vida”.
Con ocho años como sacerdote, el padre Mago Toño, refiere que siendo estudiante trabajaba en una empresa de mercadotecnia y los fines de semana como mago, y aunque siempre lo vio como un hobby, fue de las cosas que más le costó desprenderse al entrar al Seminario pues vivió el duelo de dejar algo muy querido para él.
Sin embargo, desde el preseminario se le dio la oportunidad de seguir practicando la magia y durante su formación se le pidió seguir actuando como mago dentro del Seminario y en actividades diocesanas. “No es que yo lo buscara, sino que el mismo Seminario me fue poniendo esas actividades”.
Dándole un sentido
“Fue entonces que comenzó a funcionar la magia con un contenido evangelizador y catequético; con alguna explicación de valores, con un llamado de Dios hacia el corazón de las personas”.
Aunque parezca difícil, la vocación se ha combinado con la magia y con los deportes extremos, pues lo mismo ha saltado del bungee, que de un avión en paracaídas; ha hecho rapel o un recorrido por los ríos rápidos en Veracruz: “Sí me da miedo, pero me gusta sentir y vencerme a mí mismo, y saber que soy capaz de superar esos retos porque también en la evangelización hay muchos retos, que son incluso más extremos que practicar un deporte, pues hay que entregar la vida por Cristo”.
Tendiendo las redes en la red
Desde hace algún tiempo ha evangelizado en las redes sociales a través de la magia, apoyado por el padre José Luis González Santoscoy, el “padre Pollo”, pero ya a título personal, desde hace un año tiene su página en Facebook “Padre Mago Toño” que a la fecha cuenta con más de 10 mil seguidores.
En esta página podemos ver sus videos haciendo magia y evangelizando en lugares públicos, lo que le ha generado una experiencia interesante, particularmente con los jóvenes: “Ellos inmediatamente se identifican conmigo y me ven como alguien que no los va a regañar, así les es más fácil abrirse.
“El estar haciendo magia en la calle con todo y sotana es muy interesante, porque la gente me pregunta si en verdad soy sacerdote y me piden que los confiese, que los bendiga, que les dé un consejo. Buscan el diálogo”.
El padre asegura que cuando Dios llama, a la vocación que sea, “y le respondes que sí, vas a ser plenamente feliz porque ya te dotó con todo lo necesario para ese plan que tiene. No importa cómo seas, Dios tiene un plan para ti y esas cualidades que Dios te dio, son puestas al servicio de los demás”.
Dios no te quita, te da
El padre José Luis González Santoscoy, “Padre Pollo” o “Mago Fray Chicken”, también descubrió primero la magia que su llamado al sacerdocio.
“Desde que yo estaba pequeñito me llamaba mucho la atención la magia. Recuerdo que mi papá, siendo una persona muy carismática, alegre y entusiasta, siempre compartió mi gusto por la magia y compraba cositas, truquitos para entretener a los primos y los amigos.
“Pero cuando entré al Seminario, el padre Mago Toño me hizo ver que la magia también la podíamos utilizar para la evangelización”.
Todo de la mano de Cristo
El padre José Luis entró al Seminario a los 24 años, después de concluir su carrera como Ing. en Sistemas Computacionales, y luego de vivir dos años como estudiante de intercambio en Europa. En esa época tenía una novia con la que ya había hablado de matrimonio, sin embargo, asegura que no tuvo que dejar nada: “La verdad, lo que podemos dejar es nada, a comparación de lo que Cristo te da.
“Yo quise ser sacerdote desde pequeño. Estudié en un colegio salesiano 12 años y estaba muy embebido en el servicio. Mi papá me aconsejó que terminara mi carrera y me dijo que si realmente era mi vocación, el llamado seguiría allí.
“Terminé mis estudios, ya estaba trabajando, me había comprado un carro y tenía una novia muy hermosa a la que quería muchísimo, pero llegaba en las noches y le decía: Señor, me hace falta algo; tengo todo lo que el mundo te puede decir que es la felicidad, pero en realidad no me siento feliz. Y descubrí que de esa forma Dios me estaba llamando”.
Con + gracia
Casi por cumplir dos años de sacerdote, asegura que fue su crisis de los 30 lo que lo impulsó a buscar utilizar las nuevas tecnologías para evangelizar.
“Al ser yo Ingeniero en Sistemas Computacionales, me pregunté qué de mi carrera había utilizado para el bien de la Iglesia. Me di cuenta que los jóvenes están 24 horas en el celular; 24 horas conectados a la red, así que era el momento de poner mis dones al servicio de la Iglesia y así surge el proyecto de ‘Con más gracia’, una plataforma digital con su página web y redes sociales para poder difundir el mensaje de Dios a todos los jóvenes y todas las personas que se encuentran en las redes sociales”.
A través de esta plataforma, el padre también hace magia en las calles, graba un video semanal denominado ‘charla dominical’, entre otras cosas: “Tenemos una plataforma para enseñar Biblia a los jóvenes de una manera animada, testimonios de conversión, etc. Aunque los costos de producción son elevados, es un proyecto de Dios y gracias a Él, en tres años, nunca ha faltado una mano generosa que nos apoye para el sostenimiento de esta plataforma”.
Otro de sus proyectos es el mensaje diario, que a las 7.45 de la mañana, comparte a través de su Facebook (padre José Luis González Santoscoy), el cual tiene más de 200 mil seguidores.
“Se trata de compartir la Palabra de Dios y la gente ha respondido de maravilla. Tengo año y medio haciéndolo, y lo que puedo notar es que la gente tiene una grande sed de la palabra de Dios.
“Me maravilla que cada día tengo cientos de personas conectadas por la mañana que superan incluso el número de fieles que pueden venir a la Misa el domingo. Esto habla de que para la evangelización no hay fronteras. La gente responde muy bien y mandan muchos inbox donde comparten sus problemas, piden consejos, dirección espiritual, etc. Uno descubre la oportunidad que hay para llevar la Palabra de Dios, a través de todos estos medios”.
El padre José Luis aclaró que las nuevas tecnologías no sustituyen la presencia física ni la vivencia de los sacramentos.
Sin temor, hay que responderle
a Dios
Como todo joven, tiene aficiones, le fascina hacer magia pero también le gusta leer, ir al cine, escribir y también bailar: “Antes de entrar al Seminario viví mi duelo por pensar en perder el baile. Me encanta bailar salsa, cumbia y merengue”.
A quienes sienten inquietud vocacional, el padre Pollo envió un mensaje: “Recuerda que Dios no te va a quitar absolutamente nada. Yo quiero platicarte algo que yo aprendí con mi llamado vocacional. Dios me permitió tener absolutamente todo lo que humanamente yo creía que me iba a dar la felicidad para descubrir que ahí no se encontraba.
“La felicidad y la plenitud del hombre se encuentran en descubrir lo que Dios quiere de ti y hacerlo con amor. Si en tu corazón sientes esa semillita, acércate, créeme que Dios no te quita nada y te da absolutamente todo.
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