La puerta trasera para la irracionalidad: el senado


Por favor, no se lea mi post de hoy ni como acuerdo ni como desacuerdo de la sentencia de hace pocos días en Navarra. Tampoco meto baza en el asunto del cambio legislativo que ahora se propone. Solo son consideraciones generales acerca de la Justicia. Pero ya que todo el mundo, estos días, está gritando contra los jueces, me gustaría también a mí reflexionar.
¿Queremos jueces o queremos comisarios del Pueblo? Hace dos días, escuché a una contertulia de un debate decir: Esto se hubiera arreglado si hubiera sido un juicio con jurado. Sí, efectivamente, no hay ninguna solución más rápida y sencilla que la Justicia popular.
En Europa occidental, ningún Ejecutivo sueña con presionar a los jueces. Afortunadamente, su independencia está garantizada. Pero es algo evidente que la puerta falsa por donde se puede conseguir la Justicia que uno desea es el Poder Legislativo. Desgraciadamente, en ningún país se ha logrado un senado independiente. La independencia de la rama legislativa no llega ni a la mera apariencia.
En mi libro La decadencia de las columnas jónicas el senado es una cámara tan independiente como lo es el Tribunal Supremo de Estados Unidos, una cámara situada fuera de la política, cuyos 50 miembros han sido elegidos (cada vez que hay una vacante) por consenso de las 2/3 partes del Congreso. El paralelismo con el Tribunal Supremo de los Estados Unidos resulta evidente.
Pero es que el acto de aprobar o no las leyes debería ser una decisión colegiada independiente y no una apisonadora de votos (si hay mayoría absoluta) o el regateo de intereses entre partidos que es lo que es ahora (si no hay mayoría).
Mientras no exista un poder legislativo independiente, la puerta trasera siempre quedará abierta para que la Justicia sea lo que el Congreso quiera que sea. ¿De qué me sirve un Tribunal Supremo independiente si, al final, tendrá que emitir sentencia según la legislación vigente?
Cuando se acercan los tiempos en que los cristianos seremos llevados ante los tribunales, todas estas reflexiones no me resultan nada teóricas. Pero la masa, el Partido, se impondrán y derribarán, una a una, todas las barreras constitucionales, legales y de cualquier tipo.
Pero, eso sí, los fiscales nos acusarán ante los jueces gritando la palabra libertad, igualdad, valores constitucionales.

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