En su discurso del 15 de septiembre, el Cardenal Parolin aseguró que “las familias, cuya naturaleza es dada por Dios y cuya vocación es el amor, están llamadas hoy –quizás más que nunca antes– a ser un faro de esperanza, un rayo de luz en nuestro mundo”.
El 12° Congreso Mundial de las Familias se celebró en Chisinau (Moldavia), del 14 al 16 de septiembre.
El Secretario de Estado del Vaticano recordó que el Papa Francisco, en su mensaje en la Vigilia de Oración de las Familias en Filadelfia (Estados Unidos), en 2015, dijo que “la cosa más bella que hizo Dios –así nos lo dice la Biblia– fue la familia. Él creó al hombre y a la mujer. Y les dio todo”.
El Purpurado destacó que “en el matrimonio, vemos un reflejo de ese amor alegre que es la vida de la Santísima Trinidad. Es la alegría de amar y ser amado, la alegría de dar y recibir, la alegría de la mutua entrega, que es la fuente de nuestra realización como individuos y como una familia humana”.
Al recordar el reciente Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Dublín (Irlanda) en agosto de este año, el Cardenal Parolin señaló que los testimonios “convergieron en un punto indiscutible, a saber, que las relaciones dentro de la familia necesitan estar firmemente sustentadas en el Evangelio de la familia, si van a hablar efectivamente hacia la cultura de nuestros días”.
El Cardenal precisó que “a pesar de desafíos a menudo abrumadores”, muchas familias “continúan ofreciendo un testimonio convincente de la belleza del amor conyugal y el poder redentor del sacrificio de Cristo en la cruz”.
“Su testimonio fiel también apunta más allá de ellos mismos hacia la alianza matrimonial entre Dios y la humanidad, anunciada en el ‘gran misterio’ de la unión entre el Señor y su Iglesia”.
Subrayó que este testimonio “permanece vital” tanto “en culturas tradicionales y ‘progresistas’, en países tanto ricos y pobres”.
“Incluso donde son una pequeña minoría, las familias numerosas son generosas y responsables en sostener los valores humanos y cristianos que sirven como una fuente de sabiduría y fortaleza a la sociedad entera”.
El Cardenal Parolin destacó además que “la necesidad de alentar y sostener las familias es una realidad particularmente cercana al corazón del Papa Francisco”.
El Secretario de Estado del Vaticano advirtió luego que los “graves desafíos que enfrentan las familias hoy derivan de una cultura que es individualista, utilitaria y consumista”.
“La cultura individualista disfruta de un enorme prestigio en el mundo de los medios de comunicación, las finanzas y la política”, señaló, pero al mismo tiempo relega a instituciones como la familia como si se tratara de “una opción no esencial”.
“Vemos este desprecio reflejado en la noción de que los cuerpos de la Iglesia y la religión organizada deberían estar limitados y permanecer dentro de la ‘esfera privada’”, dijo.
El Cardenal Parolin indicó que “esta tendencia de poner todo tipo de relación al mismo nivel, y privilegiar la ganancia sobre otros lazos sociales, resulta directamente en una visión de la moralidad centrada exclusivamente en el propio interés”.
A diferencia de esta perspectiva, añadió, “el amor revela su verdadera naturaleza y nobleza cuando es considerado en su origen supremo, Dios, que es amor”.
El Purpurado alentó a los participantes del 12° Congreso Mundial de las Familias “a ver este encuentro como una ocasión de renovar nuestra confianza en el plan de Dios para la familia: el amor y la fecundidad del testimonio de la vida familia y cooperar en su diseño amoroso para toda la familia humana”.
“Esta es nuestra esperanza, esta es la base sólida sobre la que debemos avanzar”, aseguró.
“La familia es un puente al mundo que nos rodea”, señaló, y advirtió que al mismo tiempo que “respetamos a todos aquellos que no comparten la visión cristiana del matrimonio y la familia, los cristianos deben ser valientes y alegres al proclamar ‘el Evangelio de la familia’, como una fuente de esperanza para nuestro mundo”.
“La experiencia vivida de la belleza de la familia es el argumento más fuerte que tenemos, porque tiende a acoger en lugar de excluir, mostrar compasión en lugar de condenar, atraer en lugar de imponer”, aseguró.
El Cardenal Parolin señaló que “ciertamente hay muchos desafíos a ser enfrentados. Seguramente la tarea puede parecer desalentadora. Sin embargo, Cristo es nuestra esperanza y nuestra fortaleza. Su victoria en la Cruz es la victoria definitiva del amor sobre el pecado y el egoísmo”.
Al concluir su mensaje, el Purpurado aseguró a los presentes que “me uno a ustedes en oración diaria por las familias, y pido a Nuestra Señora que fortalezca nuestra fe en su Hijo. Que ella confíe a nuestras familias a Su amor, que supera todos los obstáculos y hace que todas las cosas trabajen juntas para el bien”.
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