Los vídeos de los pepinos y los gatos elevan youtube a un nuevo nivel, son buenísimos. Me reí tanto que bajé abajo a comprar una bolsa de pepinos. Cuando subí con la bolsa, pensé: “Bueno, ahora solo necesito conseguir un gato”.
Si los gatos tuvieran a un Signund Freud, este hubiera dedicado al tema no menos de doscientas páginas entre el Complejo de Electra y el Complejo de Ulises. Me imagino al psiquiatra enseñando una foto de un pepino y preguntando al paciente felino: “¿Qué siente al ver esta imagen?”. Y el gato saltando del diván y tirándose por la ventana.
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