El congresista Rufián


Ya dije en su momento que Zapatero dijo algo muy sabio en un momento de grandísima tensión en una reunión con el rey y Chávez. El, entonces, presidente Zapatero con serenidad dijo: Las formas dan el ser a las cosas. Refiriéndose con ello a que las formas de respeto confieren cordialidad a las relaciones tanto personales como internacionales. La educación y las formalidades encauzan las relaciones dentro de términos razonables y no viscerales.
El lamentable espectáculo de Rufián insultando a nuestro presidente y a uno de los ministros de la nación fue increíble. Cualquier persona con un mínimo de decencia se avergonzaría de un proceder como el de ese congresista independentista, republicano y de extrema izquierda.

Yo si me encontrara en persona con el presidente o sus ministros me mostraría exquisitamente respetuoso. No por servilismo, sino porque ellos encarnan la autoridad civil de la nación. Insultando a una institución, insulto a todos los representados.
Puedo disentir de las decisiones que tomen. Pero siempre seré respetuoso cuando me encuentre con ellos. Lo que ha hecho Rufián es deplorable, pero las mismas instituciones se muestran escrupulosas en el equilibrio entre la salvaguarda a la libertad y el mantenimiento de unas medidas mínimas de corrección. En nuestra democracia, no se toma otra medida que la de expulsarle de la sala de plenos. Vivimos en un régimen de libertades, que le protege incluso a gente como él.
Lo triste es que él y otros son expresión de una tanto por ciento d de la población que alberga ese odio. Rufián no es el problema, es el síntoma.
Pero, por más que haya un clamor de que hay que hacer algo contra él, debemos protegerle. La democracia protege a los que nos incomodan, y especialmente les protege a ellos. Eso sí, eso es de esa manera mientras se respete la Ley. El día que él u otros quebranten la Ley, esta debe actuar de un modo ciego, automático, casi mecánico. Cuanto más hagamos para que los jueces sean totalmente libres, más protegidos estaremos todos.
Pongo unas fotos de Inglaterra. Un reino donde las formas y los protocolos confieren una magnificencia al Poder que lo elevan por encima de los demás Estados. Y, sea dicho de paso, fijémonos cómo Gran Bretaña defiende todas y cada una de sus posesiones fuera de la isla. Un país donde el Tribunal Supremo está fuera de toda duda de partidismo. Feliz la nación donde la Justicia es independiente de manera perfecta.

Señor Rufián, puede usted seguir con su conducta. Y nuestras instituciones se limitarán a echarle de la sala. 

Puede usted reírse de la Justicia de España lo que desee. Pero si trasgrede la Ley, comprobará por qué la Justicia nunca amenaza, simplemente actúa.

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