El Obispo de Portsmouth (Reino Unido), Mons. Philip Egan, escribió la semana pasada en el correo de noticias que recibió una copia de la relatio o informe oficial sobre el milagro atribuido a la intercesión del beato.
“Parece que, si todo está bien, Newman podría ser canonizado el próximo año", indicó.
Según el P. Ignatius Harrison, postulador de la causa de canonización, aún faltan dos pasos para que el Cardenal Newman sea declarado santo y estos podrían darse en 2019.
De acuerdo al Catholic Herald, la canonización podría celebrarse luego de la Pascua del próximo año.
El milagro sería la curación de una embarazada estadounidense que rezó pidiendo la intercesión del Cardenal tras recibir un diagnóstico muy grave. Los médicos aún no se explican cómo la mujer, de la Arquidiócesis de Chicago, pudo recuperarse.
En declaraciones a CNA -agencia en inglés del Grupo ACI-, la hermana Kathleen Dietz, una experta en la vida del Cardenal Newman y vicecanciller de la Diócesis de Erie, dijo que el Beato “era un hombre íntegro. Una palabra que no se escucha ahora muy seguido, pero que simplemente significa que siguió lo que Dios quería que él hiciera, sin importar el costo. Y lo que hizo en su vida le costó mucho”.
“Fue un hombre muy académico” pero no vivió aislado. “Era extremadamente práctico y plasmó mucho de su formación erudita en la vida concreta”, explicó la experta.
El Cardenal Newman creía que la evangelización puede hacerse a través de una educación de calidad, dijo Dietz.
Actualmente muchas organizaciones católicas en universidades no católicas llevan el nombre de “Newman Societies” o “Newman centers” en honor del beato.
John Henry Newman nació en Londres el 21 de febrero de 1801. Su padre era banquero y su madre pertenecía a una familia de fabricantes de papel.
El 1816 el banco de su padre quebró por las guerras napoleónicas y el joven Newman contrajo una grave enfermedad, que luego calificaría como providencial. Tiempo después asumió una posición religiosa protestante y llegó a decir que el Papa era el anticristo.
En 1824 fue ordenado sacerdote de la Iglesia Anglicana, en la que sirvió durante años como párroco de St. Clement en Oxford.
A finales de 1827 sufrió una especie de colapso nervioso, provocado por el exceso de trabajo y los problemas económicos de la familia, a lo que se sumó la muerte repentina de su hermana menor. Poco después, en las vacaciones de 1828, empezó a leer las obras de los Padres de la Iglesia.
Entró en el Movimiento de Oxford, que trataba de demostrar que la Iglesia Anglicana descendía de los apóstoles. Esto lo hizo reflexionar sobre la Iglesia Católica y asumir una postura cada vez más cercana a la comunión con Roma.
En 1842 se retiró a la localidad de Littlemore, donde vivió como un austero monje junto a un pequeño grupo de seguidores.
En 1843 se retractó formalmente de sus dichos contra la Iglesia Católica. En septiembre de ese mismo año predicó su último sermón como anglicano. Dos años más tarde, en 1845, se convirtió al catolicismo. Fue ordenado sacerdote de la Iglesia Católica el 1 de junio de 1847 en Roma.
Fundó los Oratorios de San Felipe Neri y fue creado cardenal el 15 de mayo de 1879 aunque no era obispo.
Murió el 11 de agosto de 1880. Benedicto XVI lo beatificó el 19 de septiembre de 2010.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente por CNA
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