Wesley J. Smith, miembro de la ONG Discovery Institute, escribió en la revista National Review que una fuente le envió una fotografía en la que aparece este anuncio al interior del hospital. La misma publicidad se encuentra en el sitio web del centro.
Anuncio del hospital promoviendo la eutanasia
En el anuncio se observa una fotografía de la mano de un médico sobre el brazo de una mujer en una cama de hospital y la promesa de “ayudar a los pacientes a cumplir su deseo de terminar con su sufrimiento”.
Sin embargo, Smith, indicó que “en la sala de espera de un hospital (los pacientes) pueden sentir miedo, dolor o depresión, y ser particularmente vulnerables a la sugerencia de que terminar con su vida es la mejor solución”.
“El anuncio no hace mención de los cuidados paliativos o la atención médica genuina para ayudar a aliviar el sufrimiento en formas que no impliquen matar”, agregó.
En un comunicado de la Sociedad para la Protección de Niños No Nacidos (SPUC, por sus siglas en inglés), primera organización provida que se creó en el mundo, denunció que el “anuncio muestra que no solo se está normalizando el asesinato deliberado, sino que se está convirtiendo en un método razonable e incluso preferido para aliviar el sufrimiento”.
Esta no es la primera vez que centros de salud de Ontario son denunciados por promover la eutanasia.
Uno de estos casos es el de Roger Foley, quien denunció que los médicos solo le ofrecieron el suicidio asistido cuando solicitó atención médica para continuar en su casa el tratamiento para su enfermedad incurable.
A principios de 2018, Foley entabló una demanda contra el London Health Sciences Center, hospital donde estuvo postrado en cama por más de dos años; también denunció al Gobierno canadiense y a varias agencias de cuidado de salud
Foley afirma que pidió en repetidas ocasiones atención a domicilio “autodirigido”, es decir, que él mismo sea capaz de organizar y dirigir su propia atención. Sin embargo, sus solicitudes fueron denegadas.
Asimismo, denunció que los cuidados a domicilio recibidos por parte del Gobierno, antes de que fuera trasladado al hospital de Ontario, lo dejaron con heridas e intoxicación alimentaria.
Según cifras del Gobierno, más de 3.700 personas han muerto por suicidio asistido desde que se legalizó esta práctica en junio de 2016 hasta fines de 2017.
Foley dijo a CTV News que quiere hablar para que el público pueda saber “la verdad antes de que sea demasiado tarde”.
“No he recibido la atención que necesito para aliviar mi sufrimiento y solo me han ofrecido la muerte asistida. Tengo muchas discapacidades severas y soy completamente dependiente. Con el tiempo restante que me queda, quiero vivir con dignidad y vivir lo más independientemente posible”, aseguró.
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