La apuesta del Papa Francisco contra los abusos

CHICAGO, Illinois. Entre su círculo de colaboradores cercanos, el Cardenal Blase J. Cupich se distingue por tres cosas: su capacidad de organización, su toma de decisiones y lo que consideran es un auténtico interés por las víctimas de los casos de pederastia, elementos que lo llevaron a convertirse en uno de los hombres de confianza del Papa para la atención y prevención de los abusos sexuales clericales.

Cupich recibe a Desde la fe en sus oficinas en la Arquidiócesis de Chicago en un momento clave en la lucha contra la pederastia a nivel mundial, y en el que su figura se encuentra bajo el rigor del reflector público.

El pasado 23 de noviembre, su nombre se dio a conocer con el de otros tres especialistas de reconocida reputación contra los abusos sexuales para ser miembros del comité organizador de una histórica cumbre en El Vaticano, que del 21 al 24 de febrero reunirá a presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo para establecer nuevas reglas de prevención e investigación de los casos de pederastia clerical. El encuentro es llamado “La protección de los menores en la Iglesia”.

¿Qué fue lo que el Papa vio en Cupich?

“Tenemos una buena experiencia aquí en Chicago atendiendo a las víctimas de abusos. Nos sentimos muy orgullosos de nuestra cercanía con ellos, es reconocido a nivel nacional e internacional que hacemos un buen trabajo”, responde el Cardenal. Además “creo que quería algo de diversidad, así que tenemos a alguien de Asia, de Europa y yo del hemisferio occidental para organizar una reunión que vaya de acuerdo a sus expectativas”, asegura.

Dentro del comité también están el Arzobispo de Malta, Charles Scicluna, que investigó al padre mexicano Marcial Maciel en 2005 y al chileno, Fernando Karadima; el arzobispo de Mumbai, Oswald Gracias y el padre alemán Hans Zollner, director de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.

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La Arquidiócesis de Chicago fue la primera en crear una comisión de investigación en los casos de abuso sexual en Estados Unidos, en 1991, una instancia que un año después se volvió la primera oficina de atención a víctimas.

Entre sus funciones están recibir e investigar las acusaciones y cuenta con especialistas en leyes, educación, trabajo social y psicología.

Sin embargo, el camino de Cupich, quien fue nombrado Arzobispo de Chicago en 2014, no es libre de adversidades. En diciembre pasado, la fiscalía general de Illinois señaló que existen al menos 500 nombres de acusados más de los que las seis diócesis del estado han dado a conocer, en una profunda investigación del gobierno que busca esclarecer casos de pederastia ocurridos desde el siglo pasado. Ante ello, la Arquidiócesis de Chicago aseguró en un comunicado que “es el coraje de las víctimas-sobrevivientes lo que ha arrojado luz purificadora sobre este capítulo oscuro en la historia de la iglesia (…) No puede haber ninguna duda sobre la necesidad constante de fortalecer nuestra cultura de sanación, protección y responsabilidad”.

La ola de acusaciones y declaraciones en torno al tema ha encontrado en Estados Unidos su punto más alto, en donde varios líderes católicos y víctimas han externado su opinión y esperan una respuesta definitiva al problema en la cumbre de febrero. Una tarea clave para el Papa y para el Arzobispo de Chicago.

Sus propuestas

El Cardenal Blase J. Cupich llega al comité organizador con una trayectoria de 20 años en el tema. Ha sido obispo en tres diócesis estadounidenses, nombrado por tres Papas diferentes. También sirvió en el Comité para la Protección de Niños y Jóvenes de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) y en septiembre de 2018 ordenó una auditoría independiente de los procedimientos de atención a las víctimas de la Arquidiócesis. Defiende una política de cero tolerancia y una de sus últimas decisiones fue la remoción del sacerdote Gary Graf, bajo investigación por acusaciones de una menor.

“Buscamos asegurarnos de que el niño es el elemento más importante, no podemos estar preocupados por la reputación, por las finanzas y las implicaciones legales, nuestra primera obligación debe ser llevar alivio a quienes han sido abusados. Siempre he creído que si empezamos ahí, todo lo demás comenzará a acomodarse. También creo que una de las mejores formas de hacerlo es que los obispos y otros se reúnan con las víctimas”, comenta.

Para él, la reunión de febrero implica una gran responsabilidad pues considera que es partícipe de “un momento decisivo”. “Tengo la convicción de que necesitamos tratar este problema de forma muy seria, es algo que ataca la credibilidad de la Iglesia, porque si no hacemos a los niños una prioridad, todo lo demás que hagamos será objeto de sospechas y menospreciado, así que creo que este es un momento muy importante”, dice.

A la reunión de febrero en El Vaticano están invitados religiosos de todo el mundo, así como laicos y víctimas. El comité organizador se encarga del encuentro tanto en términos de logística como de contenido, y entre las acciones previas ha solicitado a los líderes de las conferencias episcopales visitar a las víctimas para “de primera mano aprender del sufrimiento que han soportado” y también les han enviado un cuestionario para que los participantes expresen sus opiniones.

A la par, los obispos de Estados Unidos tuvieron un retiro espiritual empezando el año, en Chicago. “para reconocer que necesitamos unirnos como Obispos de nuestro país para servir mejor”.

Sobre su papel en febrero, Cupich señala que estará presente, pero sólo como organizador. “Sí hay mucha responsabilidad, pero estamos recibiendo muy buena dirección del Santo Padre, él está personalmente involucrado”.

Las Víctimas en México

Chicago cuenta con amplia presencia de latinos, principalmente de mexicanos. De una comunidad estimada por la Arquidiócesis de 2.2 millones de católicos, del 40% al 50% son de origen latinoamericano, razón por la cual celebran Misas en español en la mitad de sus templos.

El Arzobispo señala la importancia de esta comunidad y de la protección de sus niños. “Chicago es una ciudad de inmigrantes de México y estamos orgullosos de ellos. Además, creo que debemos asegurarnos de ser su voz ya que son marginados, olvidados y a veces demonizados”, explica durante la entrevista.

-Tal vez hay víctimas mexicanas, dentro y fuera del país, que aún tienen miedo de hablar, ¿podrían considerar que tras la reunión tendrán apoyo global?

“Las víctimas de abusos sexuales siempre deberían esperar de la Iglesia que serán escuchadas. Y además nosotros usaremos más que palabras. Creo que es importante reconocer ahora que la acción ya está siendo convocada. Tiene que haber pasos concretos, es lo que escucho de las víctimas y tienen razón”.

“Creo que en donde quiera que estén, México o alrededor del mundo. Si alguien ha sido víctima deberían darlo a conocer para obtener alivio. Mi esperanza es que esta reunión dará valentía a la gente, que traerá un alivio a la Iglesia que es necesario. Vayan y hablen con sus Obispos para que no pase otra vez. Si un sacerdote que ha abusado sigue activo debería ser removido del ministerio y debería haber justicia”.

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