Un sacerdote no puede ser un funcionario, debe mirar con los ojos del hombre y con los ojos de Dios, debe ser alegre y mirar la realidad con el corazón de un padre y de un maestro como San Juan Bosco, exhortó hoy el Papa Francisco en su Misa matutina, celebrada en Casa Santa Marta.
Durante la homilía, el Pontífice recordó que el santo patrono de los jóvenes sabía mirar: “veía a los jóvenes en las calles y se conmovía, y pensó en la manera de hacerles madurar. Caminó y lloró con ellos”.
El Papa Francisco insistió en que los sacerdotes no deben ser funcionarios o empleados, “no, San Juan Bosco no hizo eso. Se acercó con ellos (jóvenes), los hizo jugar, vio con ellos, lloró con ellos y los llevó adelante, fue el sacerdote que mira humanamente a la gente, que siempre está a la mano”.
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Al concluir su homilía, el Sumo Pontífice preguntó: “¿Cuál es la señal de que un sacerdote va bien, mirando la realidad con los ojos de hombre y con los ojos de Dios? La alegría. Cuando un sacerdote no encuentra alegría adentro, que se detenga inmediatamente y se pregunte por qué. La alegría de don Bosco es conocida: es el maestro de la alegría. Pidamos al Señor, por intercesión de don Bosco, la gracia de que nuestros sacerdotes sean alegres porque tienen el verdadero sentido de mirar las cosas de la pastoral, el pueblo de Dios con los ojos de hombre y con los ojos de Dios”.
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