La Pastoral Familiar del Arzobispado de Corrientes junto al Arzobispo, Mons. Andrés Stanovnik, afirmó que ser madre es un don que exige “cuidado, cobijo, sostén, guía y acompañamiento de la vida naciente y en constante crecimiento; pero que es también, un camino privilegiado hacia la plenitud de ser mujer”.
“Las madres son el antídoto más fuerte a la difusión del individualismo egoísta. Son las primeras maestras en la escuela de la vida, en la que aprendemos a compartir; a descubrir al otro como alguien a quien amar, respetar y caminar juntos; a dar, como ustedes, la vida a otros y sin pedirles nada a cambio”, expresaron.
“Sin ustedes, la sociedad sería inhumana, porque las madres siempre saben testimoniar, incluso en los peores momentos, la ternura, la dedicación, la fuerza moral”, agregaron.
“Que nuestra tierna Madre de Itatí acune entre sus manos los anhelos y los sueños de cada una de ustedes y sea espejo donde puedan mirarse, siempre con la esperanza puesta en Cristo, que no defrauda, para caminar en esta aventura de vivir dando vida, incansable y gozosamente”, concluyó el mensaje.
En tanto, el Obispo de Cruz del Eje, Mons. Ricardo Araya, y el clero diocesano, expresaron que “podemos ser muy ricos en bienes materiales, pero sin el amor de la madre esa riqueza no será para todos y no habrá futuro”.
“Podemos vivir en la misma casa, pero sin el amor de la madre no nos sentiremos hijos, ni nos trataremos como hermanos”. Por eso, agradecieron “a las madres por el amor que ayuda a crecer y madurar en la vida como personas”.
A su turno, el Obispo de Neuquén, Mons. Fernando Croxatto, recordó a aquella madre “que nos ha engendrado, que nos ha concebido, que nos ha madurado en su vientre. Aquella que nos alimentó, que nos protegió, nos integró”.
“Si uno valora su propia vida, si uno reconoce la propia dignidad de uno, el valor de uno mismo, eso no tiene precio. Por eso, más allá de las circunstancias, de las situaciones, de las cercanías o distancias que podamos haber tenido con nuestra madre, qué lindo es tener siempre esta memoria agradecida”, destacó.
Asimismo, en este tiempo difícil animó a las madres a que “regalen cada día la alegría y la ternura de su maternidad, la protección que nos da esa maternidad a todos los hombres”.
Por su parte, el Obispo de Zárate-Campana, Mons. Pedro María Laxague, recordó que las madres “miran a los hijos, en general desde sus potencialidades, más que desde sus límites, muchas veces son las que ven sus capacidades y por ello las que más esperanza pueden depositar en esas personas que están creciendo”.
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