En esta entrevista que el P. Luzón concedió en el año 2018, explicó que “en una sociedad en la que no se habla del demonio para nada, decir que Halloween es una práctica relacionada con el ocultismo o el satanismo puede parecer una exageración. Pero no es así. Lo que hay es un gran desconocimiento sobre lo que hay detrás de esta celebración aparentemente inofensiva”.
Además del carácter comercial que tiene esta fiesta, que “mueve mucho dinero”, el sacerdote también asegura que hay un “interés ideológico” entorno a ella.
“Nos están metiendo esta fiesta por todas partes. El chico al que su familia le dice que no se disfrace de muerto y le anima a vestirse de algo positivo, le toman por alguien extraño”, asegura.
Por eso el sacerdote de la Archidiócesis de Madrid recordó que el famoso exorcista, P. Gabriele Amorth, solía decir que no se puede jugar con fuego, porque él sí se había encontrado con niños y adolescentes con problemas por abrir puertas con ocasión de Halloween.
Además precisó que Halloween se trata de “una celebración en la que se invoca al dios de la muerte porque ese día”, según la tradición de los druidas, “se abre las puertas del averno para que los espíritus puedan perturbar a las personas”.
“Los druidas iban casa por casa para que hicieran una ofrenda, como mujeres vírgenes, niños u otros sacrificios… La familia que accedía, era respetada. Pero si no lo hacía, quedaba marcada la casa, como un maleficio, para que los espíritus pudieran atacar el hogar”.
Esta tradición fue exportada a Estados Unidos “con la colonización americana por parte de los irlandeses, donde siempre se ha mantenido la cultura celta”.
De hecho el P. Luzón precisó que Irlanda fue de los pocos países al que los hijos de San Benito no llegaron a exorcizarlo, como sí hicieron con el resto de Europa.
“Después de que los pueblos bárbaros fueran con sus brujerías, los benedictinos fueron por toda Europa liberándolos de las maldiciones y del mundo oscuro que es tan peligroso”, aseguró.
Esta tradición que llegó a Estados Unidos es, según el P. Luzón, “ya no es el culto al dios de la muerte sino directamente el cumpleaños de Satanás”.
“Hay quienes han sido líderes de sectas satánicas, que han salido de ellas, y cuentan lo que hacen como sacrificios, también de seres humanos. O dejan embarazadas a mujeres para sacrificar a sus hijos, en esta noche que es la más importante del satanismo. Sigue habiendo grupos druidas y grupos satánicos que roban sagradas formas consagradas para realizar los ritos de esta noche”.
Por eso subraya que esta fiesta “no es una cosa inocua ni inocente, como nos la presentan sino que tiene la misma simbología de los muertos: calaveras, dragones, monstruos… Y significa lo que hacían esos [druidas] que era vestirse de esos seres que iban a atacar durante esa noche para pasar inadvertidos y que no le hicieran daño. Es una teosofía que se inculca en los niños el miedo, el terror o la muerte mal enfocada… No es un tema nada inocuo sino que puede ser grave y que puede tener repercusiones”.
Sin embargo, precisa que “esto quiere decir que porque un niño se vista de estas cosas, luego le va pasar algo. No necesariamente, pero puede y de hecho hay chavales que comienzan con terrores nocturnos, visiones extrañas, alteraciones del sueño y cuando se ora por ellos pidiendo la sanción se manifiesta que el origen es el haber participado en estas celebraciones”.
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