La celebración comenzó con un baile infantil en honor a la Virgen de la Candelaria, que se presentó, tanto en el exterior de la parroquia como en su interior. Esto permitió cautivar y motivar a los asistentes, entre ellos Jéssica Buglioni que fue una de las personas que colaboró en el evento: “participo aquí desde 1987, durante más de 20 años viví en San Pedro. Actualmente vivo en Concepción, pero mi corazón sigue siendo de esta parroquia”.
Vilma Fritz viene desde hace años, y recordó: “Mucha gente nos cuenta sus testimonios, en la mañana una señora de Arauco, nos compartió que cuando nació su hijo hace 42 años el médico le dijo que no tenía salvación, se encomendó a la virgen y el guagüito hoy tiene 42 años, entonces ella viene todos los años y le entrega 12 claveles rojos y dos blancos que están a la vista de la virgen.
Otro asistente que lleva años viniendo es Jorge Figueroa de Hualpen, quien pertenece a MILPA (Misioneros Laicos Palautianos) “Siempre vengo para los dos de febrero porque siempre recuerdo que una monjita me dijo que todos los católicos deberíamos estar en todas las fiestas religiosas” y agrega “Dios siempre nos da más de lo que esperamos, nos regocija en el corazón y nos vamos contentos con eso a casa”.
A las 17:15 comenzó la anunciada procesión; personas de todas las edades rezaron el Rosario y recordaron cada uno de sus misterios. Esta caminata llegó hasta la calle Victoria, (Versluys) y posteriormente regresó de vuelta a la parroquia por las calles Lota y Pincheira, para retomar por Pedro Aguirre Cerda. El circuito finalizó a las 18:30 e inmediatamente se dio inicio a la Eucaristía.
Durante la Misa, el, sacerdote Mauricio Aguayo dijo que la virgen está “todo el año disponible, no solamente el 2 de febrero”. Y agregó que “hay mucha más gente, que a lo mejor está entre ustedes, y el próximo año, no solo vendrá a caminar si no a ayudar, porque Jesús quiere invitar al que no se atrevió a venir y al que quizás tuvo la necesidad de venir, pero no tuvo quien lo trajera”.
La Misa terminó con un aplauso, el cual no fue solamente dedicado a la Virgen, si no también a quienes participaron en la organización de la procesión, como aquellos que trabajaron durante toda la semana preparando cada rincón, para que los fieles encontraran un lugar acogedor.
Fuente: Comunicaciones Concepción
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