Misa Solemne en el Santuario de La Candelaria de Copiapó

Presidida por el Obispo de Copiapó, Monseñor Gaspar Quintana, se celebró la Misa Solemne de la Fiesta de La Candelaria en Copiapó. Misa que contó, como es tradición, con el canto a lo divino de los bailes, a través de su jefe general.

Una vez más, quien leyó la homilía del Obispo fue el Vicario General, P. Alejandro Castillo. En su mensaje, el Obispo señaló que “Cristo nace para ayudar y salvar a todo ser humano”. Sobre el relato del evangelio, que narra la presentación del niño Jesús en el templo, el Obispo dijo que “nos da una serie de datos sobre cómo celebraban las familias judías este hecho de la presentación de su primer hijo en el Templo de Jerusalén”. El evangelista Lucas “presenta a Jesús como primogénito de Dios, y por esto es que se lo presenta de modo solemne al Señor. Esto nos recuerda que en su futura muerte en la Cruz no podrá ser reemplazado por nadie y morirá como auténtico hijo primogénito por la salvación de todos y cada uno de nosotros”. De este relato se desprende el nombre de “la Candelaria” por las palabras del anciano llamado Simeón cuando le dice a la mamá: “Mis ojos han visto a mi salvador a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. “Es decir, - continúa el mensaje- inspirado por Dios, Simeón llama al niño Jesús “luz que ilumina al mundo”, como si le dijera: “tú eres la Luminaria o Candela” y María pasa a ser “Madre de Cristo Luz o Candela”, con la expresión popular de “Candelaria.”


Como grandes tareas para la Madre del Señor como regalo este 2014, el Obispo propuso fortalecer la vida de familia con el amor y respeto, señalando que “la Misión Territorial será un buen tiempo para ello”. También invitó a “alimentar la vida cristiana familiar con la Santa Misa del domingo y la lectura, al menos una vez a la semana, de la Palabra de Dios” y finalmente llamó a la asamblea a “hacer un gesto solidario de amor a los hermanos que sufren algún tipo de pobreza, necesidad o soledad. Cada familia vea qué pueda hacer en este campo”.


En el ofertorio los bailes ofrecieron junto al pan y al vino, algunos elementos propios de su indumentaria.


Al finalizar la eucaristía, la imagen bajó del altar para recibir el homenaje de los bailes religiosos.


Fuente: Comunicaciones Copiapó



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