Entrevisté a Gustavo Andújar para ZENIT News Agency a propósito de la reciente aprobación definitiva por parte de la Santa Sede.
Para hablarnos del significado de este acto pontificio hacia una de las organizaciones católicas más antiguas en el ámbito de la comunicación hemos entrevistado a Gustavo Andújar, presidente de SIGNIS.
La organización de la cual usted es presidente no es una asociación de reciente fundación. Históricamente hunde sus orígenes en los años 20 del siglo pasado aunque es a inicios del 2000 que queda configurada con el nombre actual. ¿Cuál era la situación de SIGNIS antes de este reconocimiento por parte de la Santa Sede, de dónde la necesidad de llegar a este paso y qué significado tiene en la práctica?
--Gustavo Andújar: SIGNIS, como las dos organizaciones a partir de las cuales se fundó en 2001, siempre fue una asociación católica de fieles de carácter público, que es el término que usa el Código de Derecho Canónico para indicar que tiene el reconocimiento expreso de la Santa Sede. Cambios introducidos en nuestros estatutos civiles, unidos a otras modificaciones que la Santa Sede consideró conveniente introducir para clarificar estructuras, funciones y modo de nombramiento de algunos cargos dentro de la asociación, obligaron a una revisión bastante amplia de nuestros estatutos canónicos, cuya versión definitiva debió ser aprobada, como está legislado, mediante un Decreto del Pontificio Consejo para los Laicos. El reconocimiento que acabamos de recibir consiste precisamente en la proclamación solemne de este decreto. Debo destacar que, aunque los estatutos canónicos estaban en proceso de revisión y aprobación, el Pontificio Consejo para los Laicos, en una muestra de confianza que mucho apreciamos, nunca retiró a SIGNIS de la lista de las asociaciones internacionales de fieles católicos reconocidas por la Santa Sede.
SIGNIS supuso la fusión de dos organizaciones que en el pasado se ocupaban de la radio, la televisión y el cine. ¿Cuál es el ámbito específico de trabajo de SIGNIS en el contexto actual del amplio y diversificado mundo de la comunicación?
-- Gustavo Andújar: En efecto, el ámbito de actividad de las organizaciones católicas de comunicación ha ido cambiando paulatinamente con el desarrollo de las tecnologías. Desde el advenimiento de la era digital, se ha venido produciendo un muy activo proceso de convergencia de los medios. La versión digital de la prensa, por ejemplo, puede incluir ahora audio y video, al tiempo que la lectura de un texto puede enriquecerse con la posibilidad de "navegar" a través de internet todo un universo de informaciones relacionadas, apenas haciendo un "clic" sobre determinadas palabras. SIGNIS abarca ahora todo el multiforme universo de la comunicación: cine, radio, televisión y prensa (que ahora pueden considerarse "tradicionales"), y también los medios asociados a las "nuevas tecnologías": productos multimedios, sitios y páginas web, blogs y el gran fenómeno mediático de esta época: las redes sociales. Es un gran reto.
En la Iglesia hay otros grupos y asociaciones que también se ocupan de la comunicación. La Santa Sede tiene, hasta el momento, un Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. ¿Qué aporta SIGNIS a esta pastoral de la comunicación y cómo es el trabajo de equipo con esas otras realidades? ¿Por qué la aprobación ha venido del Pontificio Consejo para los laicos y no, por ejemplo, del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales?
-- Gustavo Andújar: Lo propio de SIGNIS es hacer presente a la Iglesia en el mundo profesional de la comunicación: ése es nuestro areópago. Por supuesto, colaboramos activamente en acciones pastorales que tienen que ver con la construcción directa de la comunidad cristiana, pero nuestra misión es 'colaborar con los profesionales de los medios y apoyar a los comunicadores católicos para ayudar a transformar nuestras culturas a la luz del Evangelio, promoviendo la dignidad humana, la justicia y la reconciliación'. El Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales es un referente natural en cuanto a nuestro ámbito de actividad. Así, como presidente de SIGNIS soy miembro ex oficio' del Consejo, y nuestro Secretario General es consultante del mismo. Por otra parte, sin embargo, las organizaciones internacionales católicas de comunicación de las que surgió SIGNIS fueron fundadas, hace más de 85 años, por laicos, y aunque tanto ellas como la propia SIGNIS han contado siempre con la participación entusiasta y generosa de muchos sacerdotes, religiosas y religiosos, SIGNIS sigue siendo fundamentalmente un empeño laical, y una asociación internacional de fieles católicos, por lo cual nuestro referente canónico es el Pontificio Consejo para los Laicos, al que corresponde otorgarnos el reconocimiento de la Santa Sede.
Sabemos que SIGNIS tiene una presencia que se puede calificar de mundial. ¿Quiénes forman parte de SIGNIS y quiénes pueden formar parte?
-- Gustavo Andújar: Pueden ser miembros de SIGNIS las asociaciones católicas nacionales de comunicación que así lo soliciten, siempre que cuenten con la aprobación de sus correspondientes conferencias episcopales. También organizaciones internacionales católicas de comunicación, como la Comunidad Salesiana, las Hijas de San Pablo (Paulinas) y otras. Y sí, tenemos una presencia verdaderamente mundial, con miembros y contactos en unos 140 países de todos los continentes. Los miembros de nuestro Consejo de Directores proceden de Francia, Italia y Luxemburgo, Canadá y Estados Unidos, pero también de Myanmar, Indonesia, Kenia, Fiji, Nueva Caledonia, Perú, Argentina, Malasia, Taiwán, Nigeria, Costa de Marfil, El Líbano... y Cuba.
Por los congresos que organiza SIGNIS y los eventos que organiza se puede advertir una impronta de ecumenismo. ¿Es esto así? ¿Qué rol tiene el diálogo con otras culturas y religiones en vuestro trabajo?
-- Gustavo Andújar: Sí, ciertamente. Para citar solo un campo de trabajo, un número importante de los jurados en que participamos en festivales internacionales de cine son ecuménicos, formados conjuntamente con INTERFILM, una organización protestante. En algunos festivales tenemos jurados interreligiosos, como en el Festival de Fajr, en Teherán, donde formamos un jurado conjunto entre católicos y musulmanes. Nuestros miembros viven a menudo formando parte de pequeñas minorías cristianas en países muy diversos, donde a veces desempeñan roles muy significativos. Por ejemplo, en Tailandia, de gran mayoría budista, los premios católicos a los mejores programas y menciones de radio y TV son sumamente apreciados y la ceremonia de premiación se presenta con gran audiencia en la televisión nacional.
No son muchas las organizaciones católicas que gozan del estatuto de miembro consultor de la UNESCO, la ONU o el Consejo de Europa, como sucede con SIGNIS. ¿Qué significado concreto tiene esto en la vida diaria y qué significa para ustedes? Suponemos que este quehacer implica una fuerte inversión de dinero. ¿De dónde viene?
-- Gustavo Andújar: Esta presencia responde a nuestra vocación de estar en aquellos foros internacionales abiertos a ONGs como SIGNIS, donde se debaten cuestiones vitales, como el respeto a la dignidad de las personas y a sus derechos. Importante como es, sin embargo, representa apenas una pequeña parte de todo lo que hacen nuestros miembros de todo el mundo en ese mismo campo y en muchos otros. Tenemos nuestro Secretariado General en Bruselas y numerosos miembros y contactos en Europa, de modo que enviar un representante a esos foros no es ni remotamente tan costoso como pudiera parecer, gracias a Dios. En este sentido, suponen ustedes mal. Si hiciera falta una fuerte inversión de dinero, lo que haríamos sería rezar para que la Iglesia no dejara de tener una voz en esos foros, pero esa voz, con toda seguridad, no sería la nuestra.
Como usted sabe, está en marcha una reorganización de los medios de la Santa Sede. ¿Tiene algún consejo u observación que pueda sugerir?
-- Gustavo Andújar: La Santa Sede ha nombrado desde hace ya algún tiempo a una selecta comisión de expertos. Los que conozco, son personas que se destacan tanto por su competencia profesional como por su calidad humana, de modo que en mi opinión la política comunicacional de la Santa Sede cuenta desde ya con excelente asesoría. Solo les aconsejaría que sean siempre dóciles a la inspiración del Espíritu Santo.
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